La vida en Cuba está marcada por la escasez, la falta de lo más básico y la lucha diaria de quienes intentan sobrevivir con dignidad. Y si hay alguien que carga con el peso más grande en medio de la crisis, son las madres. Una de ellas decidió compartir su realidad en TikTok, mostrando sin filtros cómo logra poner un plato en la mesa para su hija, aunque eso signifique cocinar entre humo y leña.
En su cuenta de TikTok, @darlingmores, esta joven madre arrancó su testimonio con una frase que lo resume todo: “Te voy a enseñar a sobrevivir, te voy a mostrar la realidad sin filtro”. Y vaya que lo hizo. Lo que para muchos sería una pesadilla, para ella es el día a día. Sin gas, sin electricidad y sin carbón, la única opción que le quedó fue ir al monte a recoger pedazos de leña y armar un fogón improvisado en el suelo.
Con paciencia y resignación, mostró cómo preparaba unos frijoles negros con un toque de azúcar para quitarle la acidez, acompañados de arroz blanco. Un menú sencillo, sí, pero que detrás lleva un esfuerzo enorme. Todo esto lo hizo a cuatro patas, con el humo llenándole los ojos y las cenizas pegándose en la piel. Lo dijo sin titubear: “Una madre hace lo que sea para que su hija no se acueste sin comer”.
Y es que el testimonio conmovió porque retrata lo que tantas familias en Cuba viven cada día. Entre la escasez, los apagones y la falta de recursos, cocinar se convierte en un reto. Ella misma admitió que, aunque la comida quedó sabrosa gracias al sabor especial de la leña, ese método termina “acabando con los pulmones”. Una paradoja: lo que da vida también enferma.
Pero la historia no termina en la comida. Esta madre también mostró cómo tiene que cargar agua y mantener limpia la casa, todo mientras cuida a su pequeña. Su día no tiene pausas. La rutina de sobrevivir no deja espacio para el descanso. Sin embargo, en cada palabra, en cada gesto, se nota la fuerza que le da el amor de madre.
Más allá de la crudeza del testimonio, el video refleja lo mismo que sienten muchas madres cubanas: la impotencia de no poder dar más, pero también la determinación de no rendirse. Porque en medio de la crisis, de la carencia y de la incertidumbre, lo único que importa es que los hijos no pasen hambre. Y por eso, aunque haya que cocinar entre humo y lágrimas, siempre habrá un esfuerzo extra para garantizar ese plato en la mesa.
