Cuando un cubano decide dejar su tierra, rara vez es por gusto. Es una mezcla de dolor, impotencia y, sobre todo, la esperanza de encontrar un futuro mejor. Así lo cuenta la creadora de contenido cubana @lesyanisportilla, quien desde España compartió un testimonio que ha conmovido a miles en redes sociales. Sus palabras son un espejo de lo que sienten muchos compatriotas que se han visto obligados a tomar el mismo camino: el exilio.
En un video publicado semanas atrás, Lesyanis lo dijo sin rodeos: “¿Tú sabes por qué yo emigré de Cuba? Porque Cuba no solo fue un país que me quitó mi comida, sino también me prohibió comer cosas que yo veía que en mi propio país se le ofrecían a miles de turistas”. Una frase que duele, porque refleja esa contradicción que vive la isla: lo que sobra para el visitante, falta para el cubano de a pie.
Pero su mensaje no se detuvo ahí. Con la voz quebrada, enumeró lo que perdió en su tierra natal: “Cuba me quitó la libertad, Cuba me quitó la esperanza, Cuba me quitó el derecho a poder hablar, a poder expresarme”. Y aunque el amor por la isla sigue intacto en su corazón, asegura que no tuvo alternativa: marcharse casi obligada, para no seguir viviendo sin futuro.
Lo más fuerte de su testimonio llega cuando habla de la falta de fe en un cambio real: “Cobarde no es irse, cobarde es quedarse. Porque el pueblo cubano no va a luchar. No se va a salir de esa dictadura, a menos que alguien externo ayude o que todo el pueblo se una”. Una confesión que muchos comparten en silencio, pero pocos se atreven a decir con tanta claridad.
Aun así, Lesyanis no pierde la esperanza de que un día la unión de los cubanos dentro y fuera de la isla logre lo que parece imposible. “El único que nos queda a los que estamos afuera es esperar que eso cambie y que todos los cubanos, juntos, podamos derribar esa dictadura que nos oprime”, concluyó.
Su video en TikTok desató miles de reacciones, no solo de cubanos, sino también de personas de otros países que empatizan con su dolor. Y lo más importante: la mayoría entendió que su enojo no es contra Cuba, sino contra un sistema que ha obligado a generaciones enteras a marcharse.
Este no es el primer testimonio de Lesyanis. En enero de 2025 habló de cómo, a pesar de las dificultades, la economía de España sigue siendo más estable que la de Cuba. Y en 2023 relató una de esas realidades absurdas que muchos conocen: familias cubanas compartiendo una sola toalla para bañarse. Historias que, aunque parecen pequeñas, dicen más que cualquier cifra oficial.
No está sola. Otras voces se han sumado desde distintas partes del mundo. Como Yexela González, madre cubana en Madrid, quien confesó que al convertirse en madre entendió que debía salir de Cuba. “No quiero ser una abuela presa en la isla”, dijo con contundencia. O la historia de Carlos Camilo, que dejó todo atrás para emigrar a Chile con su hijo enfermo, buscando una oportunidad de tratamiento y dignidad.
En el fondo, todos estos relatos coinciden en lo mismo: nadie se va porque quiere, se va porque necesita. Se va porque hay un hijo al que darle un futuro, una vida que salvar o una esperanza que rescatar. Y aunque cada historia es distinta, todas se unen en un mismo grito: libertad, dignidad y un futuro mejor para los cubanos.
