Tapachula amaneció este domingo con un espectáculo poco común y nada agradable. Un cubano terminó detenido después de hacer destrozos en varias calles de la ciudad, dejando como saldo cuatro autos con los vidrios rotos… ¡y hasta una patrulla municipal hecha leña! Los vecinos no lo podían creer y la indignación no se hizo esperar.
Según cuentan testigos, el protagonista del alboroto fue Rosendo “N”, un hombre de 35 años que, armado con una piedra gigante, empezó a romper parabrisas y ventanillas en la zona de la 13 Poniente con Central Norte. La escena parecía sacada de una película, pero era bien real, y los dueños de los autos afectados se quedaron con la boca abierta.
El caos fue tanto que los propios vecinos tuvieron que intervenir. Entre varios lograron someterlo y lo entregaron directamente a la policía municipal. Imagínate la escena: todo el barrio unido, no para hacer una fiesta, sino para detener a alguien que estaba dejando la cuadra como si hubiera pasado un ciclón.
Pero ahí no terminó el show. Ya cuando lo llevaban a la Fiscalía de Distrito Fronterizo Costa, Rosendo se las ingenió para seguir con su racha destructiva: rompió el cristal de la patrulla en pleno traslado. Según algunos comentarios locales, parecía estar bajo los efectos de alguna sustancia, aunque eso todavía no lo han confirmado las autoridades.
Los dueños de los autos dañados no se quedaron callados. Exigen que el Instituto Nacional de Migración (INM) tome cartas en el asunto y aclare si este hombre tiene cuentas pendientes con la justicia. Además, piden que alguien responda por los vidrios rotos, porque varios de esos carros no son de lujo ni mucho menos, sino de uso familiar y necesarios para el día a día.
Para colmo, trascendió que Rosendo no es nuevo en esto de tener problemas con la ley. Resulta que en 2022 ya había sido arrestado en Miami por otros delitos. Ahora está bajo custodia de la Fiscalía General del Estado de Chiapas, y todo el mundo espera que esta vez las autoridades no se hagan de la vista gorda.
El incidente ha vuelto a encender los ánimos en Tapachula, una ciudad que ya vive con tensión constante por el flujo migratorio. Los vecinos están cansados de que este tipo de casos se repita y exigen que haya consecuencias reales, porque, según ellos, no es justo que la condición de migrante sea usada como escudo para evitar la justicia.