El sacerdote Rodhin A. Colomar volvió a alzar la voz contra lo que calificó como un nuevo ataque a la libertad religiosa en Santiago de Cuba. Desde su perfil en Facebook, denunció que las autoridades cerraron el acceso a la Iglesia Santa María, en el Reparto Veguita de Galo, para montar tarimas y mesas como si aquello fuera un parque recreativo, pasando por alto que ese espacio sagrado sirve para oficiar misas y brindar apoyo espiritual a la comunidad.
“Esto es una falta de respeto total y una violación de los derechos de libertad religiosa”, expresó el sacerdote, dejando claro su indignación ante la afrenta. En una de las imágenes publicadas incluso se aprecia la instalación de un baño público junto a la cocina parroquial, algo que muchos feligreses consideran humillante.
Colomar explicó que había un sitio alternativo, el parque de carretera del Morro, apenas a unos 400 metros, donde se pudo montar la actividad sin afectar la vida religiosa. Pero, según denunció, la intención no era buscar soluciones, sino asediar al templo.
Una iglesia que no se detiene
Pese al atropello, la parroquia mantuvo sus labores humanitarias. “Hoy servimos 258 almuerzos gratuitos en la Parroquia Santa María”, anunció Colomar, resaltando que la misión de ayuda a los más necesitados sigue en pie a pesar de las trabas.
Antecedentes de agresiones
No es la primera vez que esta iglesia sufre ataques. En julio, Colomar denunció tres agresiones en apenas tres meses. Piedras lanzadas en la madrugada rompieron cristales, movieron ventanas y dañaron la estructura del edificio. “Volvieron a tirar piedras con total impunidad”, lamentó el cura, señalando que las autoridades nunca dieron respuesta.