En San Miguel del Padrón, La Habana, se vivió tremendo despliegue policial que terminó con la captura de un supuesto traficante de drogas. El operativo se llevó a cabo en el reparto Juanelo y, según la versión oficial, el detenido se movía de un lado para otro para evitar caer en manos de las autoridades.
El arresto ocurrió en una vivienda ubicada en la calle Rita, entre Blume Ramos y San Juan Bosco. Allí, agentes de la Dirección Central de Investigación Criminal, junto a efectivos en autos civiles, irrumpieron de manera sorpresiva y realizaron un registro minucioso. Dentro del lugar encontraron evidencias que lo vinculan con la distribución de drogas, lo que bastó para esposarlo y llevárselo bajo custodia.
Vecinos de la zona comentaron que el hombre había llegado hace poco, pero que en muy poco tiempo se notaban movimientos extraños, visitas poco habituales y un ambiente raro que terminó confirmando sus sospechas. “Esto se veía venir, aquí nadie es bobo”, dijo uno de los residentes, mostrando la preocupación creciente en la comunidad.
La información publicada por la página oficialista El Cubano Fiel asegura que el detenido “se mudaba constantemente para no ser atrapado”. Sin embargo, ni su identidad, ni la cantidad de drogas incautadas, ni los cargos que enfrentará han sido divulgados, algo típico del secretismo con el que el régimen maneja estos casos.
El arrestado, según testigos, sería de Manzanillo, en la provincia de Granma. Se compartió una foto en redes sociales, pero sin datos confirmados que permitan identificarlo de manera oficial.
Mientras el régimen se dedica a publicitar estos operativos como si fueran grandes victorias, la realidad es que el tráfico y consumo de drogas sigue creciendo en la capital cubana, alimentado por la crisis económica, la falta de oportunidades y el caos social que impera en la Isla. Cada vez son más los reportes de hallazgos de drogas en barrios residenciales, lo que deja en evidencia que este fenómeno ya no es “aislado” como dicen las autoridades.
Por ahora, el caso pasa a engrosar la lista de detenciones que el gobierno utiliza para su propaganda, pero que en la práctica no logran frenar la percepción de que La Habana se está llenando de mercados ilícitos y la violencia va en aumento.