La tragedia volvió a golpear a una familia habanera. Un cubano que llevaba casi siete meses desaparecido apareció muerto en el Hospital Psiquiátrico de La Habana, conocido como Mazorra, en estado de desnutrición extrema y con señales evidentes de maltrato. La denuncia fue hecha por sus propios familiares y vecinos, quienes aseguran que el sistema lo condenó al olvido.
El hombre, diagnosticado con esquizofrenia paranoide y residente en el municipio 10 de Octubre, fue recogido de la calle por un camión estatal destinado a trasladar deambulantes. Los vecinos intentaron advertir que tenía familia y casa, pero los funcionarios del régimen no escucharon razones. Desde ese día comenzó una búsqueda desesperada, que incluyó visitas a estaciones de policía y centros de salud mental, incluso al propio Mazorra, donde en un inicio negaron que estuviera ingresado.
“Estaba en los huesos, golpeado, lo mataron”
Meses después, la familia recibió la llamada que temían. Su hijo denunció en redes sociales: “Después de seis o siete meses nos localizan para decir que había fallecido. Estaba en los huesos, golpeado, lo mataron”.
El joven aclaró que, aunque su padre pasaba mucho tiempo en la calle, en su casa tenía techo, comida y cuidados básicos. Lo que nunca tuvo fue acceso a los medicamentos que necesitaba, porque en Cuba el sistema de salud está en ruinas y los fármacos esenciales brillan por su ausencia.
Con rabia y dolor, agregó: “Lo escondieron, lo negaron, y cuando finalmente aparece ya no había nada que hacer. Aquí no existe humanidad”.
Enfermos mentales: las víctimas invisibles de un sistema podrido
El caso recuerda a otra historia reciente que indignó a miles de cubanos: la muerte de Yoan Cruz Traba, un hombre de 50 años con problemas psiquiátricos que desapareció en junio pasado y terminó falleciendo en un hospital habanero sin que las autoridades avisaran a su familia.
Su hermano, Yoel, contó que el 2 de junio Yoan salió de casa y no regresó. Tras poner la denuncia oficial, nadie le dio respuesta. Días después, gracias a la confesión de un trabajador hospitalario, se enteró de que había sido ingresado en el Julio Trigo en estado crítico, con desnutrición severa y complicaciones de salud. La familia nunca fue informada. El 4 de julio, el mismo día de su cumpleaños, Yoan murió sin poder ver a los suyos.
Un reflejo del fracaso del régimen
Estos casos ponen en evidencia lo que muchos cubanos repiten a diario: la llamada “potencia médica” es solo un cuento de propaganda. Mientras el régimen se gasta millones en represión y hoteles vacíos para turistas, los enfermos mentales y los más vulnerables mueren abandonados en instituciones donde la negligencia y el maltrato son la norma.
La muerte de estos hombres no es un accidente, es la consecuencia directa de un sistema deshumanizado, donde la vida del pueblo no vale nada frente a los intereses del poder.