Un accidente ferroviario volvió a dejar en evidencia la precariedad del sistema de transporte cubano, cuando un tren de carga cargado con miel a granel se salió de la vía este lunes alrededor de las 3:10 p.m. en el kilómetro 53,800 de la Línea Hershey, cerca del apeadero Jibacoa, en Mayabeque.
El convoy, identificado como Tren Extra 946, venía desde Camagüey con la locomotora 38093 y transportaba el producto desde los centrales azucareros Batalla de las Guásimas y Carlos Manuel de Céspedes. Según el propio ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, cuatro vagones se descarrilaron y tres de ellos terminaron volcados, provocando el derrame de una parte significativa de la carga.
Derrame, daños y una vía destrozada
Las imágenes que circularon en redes sociales mostraron el impacto del siniestro. Aunque no se reportaron heridos, la infraestructura quedó seriamente dañada: más de 300 traviesas rotas y 400 metros de vía afectados, además de los cisternas volcados.
Las autoridades tuvieron que movilizar de inmediato equipos de contención para evitar que la miel derramada se perdiera por completo, mientras se iniciaban labores de limpieza y reparación de la línea. El tránsito ferroviario quedó parcialmente paralizado en la zona.
Promesas oficiales y silencios incómodos
El ministro aseguró que el “cliente destinatario” del producto fue informado, pero no dio detalles sobre su identidad, dejando más dudas que respuestas sobre quién es el verdadero beneficiario de esta mercancía en medio de la profunda crisis alimentaria que vive Cuba.
Además, anunció que “todos los recursos humanos y técnicos” están en función de resolver el problema y restablecer el servicio cuanto antes. Palabras que suenan vacías en un país donde los descarrilamientos y accidentes ferroviarios se han vuelto tan comunes como los apagones.
Otra señal de un sistema en ruinas
El descarrilamiento en la Línea Hershey no es un hecho aislado. Es el reflejo de décadas de abandono, falta de inversión y corrupción estatal, que han dejado a la infraestructura ferroviaria cubana en estado crítico.
Mientras tanto, la población sigue pagando las consecuencias de un régimen incapaz de garantizar siquiera la seguridad de un transporte que, en otros países, se considera básico y confiable.
En Cuba, hasta un simple viaje en tren o el traslado de mercancías se convierte en una ruleta rusa.