Albertico Pujol, el eterno galán de la televisión y el teatro cubano, acaba de soplar 65 velitas y lo celebró con un mensaje que dejó a muchos con un nudo en la garganta. Sí, porque no fue solo una felicitación de cumpleaños cualquiera, sino una reflexión llena de gratitud, recuerdos y sueños intactos que nos recuerdan que la vida, aunque a veces sea discreta, puede ser tremendamente feliz.
En un post en Facebook, Albertico abrió su corazón y compartió un sentimiento que tocó a todos sus seguidores: “Hoy me regaló una felicidad tan grande que si ahora mismo tuviera que partir, me iría con una tranquilidad absoluta, convencido de que la vida es bella”. Palabras profundas que acompañó con una tierna dedicatoria a su hija Laura, quien le dio el mejor regalo de la jornada.
Pero el actor no se quedó ahí. En su escrito también evocó a su madre y a sus hermanas, recordando que, pese a los desafíos de la vida, cada paso que da lo hace “con el corazón”. Un detalle que muchos admiradores resaltaron como muestra de la sencillez y autenticidad que siempre lo han caracterizado.
Con 65 años a cuestas, Pujol se describe a sí mismo como un hombre lleno de experiencias, pero con la mochila todavía cargada de sueños. “65 para seguir soñando, para poder mirar al Ego y decirle: jaja, no te escondas, que sé perfectamente dónde te metes”, escribió con esa mezcla de humor y sabiduría que solo los años pueden dar.
Las felicitaciones no tardaron en inundar sus redes. La actriz Jennifer Rodríguez, por ejemplo, le dejó un mensaje emotivo: “Extraño tus apretones y mimos. Que la vida nos vuelva a juntar en nuestra dimensión favorita, el teatro. Magdalena y yo te queremos”. A esto se sumó Yuliet Cruz, quien lo llenó de bendiciones y le recordó cuánto lo aprecia, especialmente ahora que comparten escenario en el Teatro Trail con la obra “El Condominio”.
Albertico Pujol no necesita presentación: su carrera ha sido una constante compañía para varias generaciones de cubanos, desde los dramas televisivos hasta los grandes montajes teatrales. Hoy, con 65 años recién cumplidos, sigue regalando arte, pero también nos deja una enseñanza: la vida no se mide en años, sino en gratitud, sueños y la capacidad de seguir aprendiendo. Y eso, definitivamente, lo tiene de sobra.