Un nuevo accidente en la Autopista Nacional, a la altura del kilómetro 110 en la provincia de Matanzas, volvió a teñir de luto a varias familias cubanas y dejó al descubierto la fragilidad de la seguridad vial en la isla.
El choque ocurrió en las cercanías de Hatos de Jicarita, cuando un carro particular terminó incrustado bajo un camión refrigerado estatal en la entrada de Bolondrón. Dentro del vehículo viajaban tres personas de Quemado de Güines, Villa Clara, que resultaron gravemente afectadas.
Uno de ellos, identificado como Yosniel, sufrió lesiones críticas y fue trasladado de urgencia al hospital. Allí le amputaron una pierna, pero poco después sufrió un paro cardíaco y falleció. Sus acompañantes permanecen hospitalizados en estado delicado.
Las imágenes difundidas en redes sociales muestran la magnitud del impacto: la parte delantera del automóvil quedó totalmente destruida bajo el camión estatal. Testigos relataron que el tránsito estuvo detenido por horas mientras la policía y los servicios de emergencia intentaban controlar la situación.
Este no es un hecho aislado. En apenas días, varios accidentes mortales han estremecido al país. El pasado viernes, en Rafael Freyre, Holguín, un auto se estrelló violentamente contra un muro frente a una escuela especial. Allí murió un ocupante en el acto y otra joven falleció horas después en el hospital. Vecinos compartieron imágenes del desastre y mensajes de dolor que reflejaban la consternación de toda la comunidad.
Ese mismo día, en el kilómetro 120 de la autopista Habana-Pinar, el joven médico Miguel Varela González, de apenas 25 años, perdió la vida cuando una rastra de la empresa estatal Transcupet se salió de control. El choque dejó un muerto y dos heridos, y sumió a Pinar del Río en tristeza. Sus colegas lo describieron como un muchacho lleno de proyectos y sueños que quedaron truncados de golpe.
El dolor también llegó hasta Santo Domingo, Villa Clara, donde la comunidad despidió entre lágrimas al adolescente Cristian Gálvez, fallecido en otro accidente vial. Decenas de ciclistas acompañaron su cortejo fúnebre en un gesto que estremeció a todos los presentes.
Estos hechos reflejan una dura realidad: la crisis de siniestralidad en Cuba no da tregua. Las causas son conocidas por todos: carreteras en pésimo estado, vehículos destartalados sin mantenimiento adecuado, y la improvisación e irresponsabilidad que imperan en un país donde el régimen es incapaz de garantizar seguridad en las vías.
Mientras las autoridades se llenan la boca hablando de “prevención”, lo cierto es que cientos de cubanos mueren cada año en accidentes que pudieron evitarse si existiera un sistema vial seguro, vehículos en condiciones y un Estado preocupado realmente por la vida de su gente.