La comunidad cubana en Surinam está viviendo momentos de consternación y tristeza tras la noticia de la muerte de Omar Cruz, un joven de apenas 28 años que fue hallado sin vida en una celda de la comisaría de Munder, en Paramaribo. La noticia se expandió rápidamente en redes sociales y grupos de cubanos en ese país, dejando más preguntas que respuestas sobre lo que realmente pasó en esas horas fatales.
Omar había sido detenido el domingo luego de protagonizar un extraño incidente: se lanzó frente a un carro en movimiento, lo que ocasionó daños en el parabrisas. Acto seguido, la policía lo arrestó y lo trasladó a la estación, donde horas después sería encontrado muerto en circunstancias estremecedoras.
De acuerdo con la información compartida en el grupo de Facebook “Cubanos Comercio revolico Suriname”, las autoridades manejan la hipótesis de que el joven se habría quitado la vida utilizando el cordón de su abrigo. Sin embargo, su repentina muerte ha dejado un fuerte impacto en quienes lo conocieron y en toda la comunidad cubana residente en ese país.
Allegados a Omar aseguran que el muchacho venía luchando contra las adicciones. Uno de sus conocidos relató que, aunque trabajó unos días con él, la droga lo había atrapado nuevamente y que fue ese consumo lo que lo llevó a un desenlace tan doloroso. “La droga lo dominó y acabó él mismo con su vida”, comentó entre lágrimas.
Lamentablemente, esta no es la primera vez que los cubanos en Surinam reciben una noticia trágica. Apenas en julio pasado, el caso de Yailín Torres, una cubana de 35 años, conmocionó por su brutalidad. Ella fue asesinada en un campamento minero frente a su pequeña hija de solo tres años. El principal sospechoso, un ciudadano dominicano, se quitó la vida poco después del crimen.
El hecho de que su hija haya presenciado la escena fue lo más desgarrador, y aún hoy se habla de ese caso con indignación y dolor. La niña, cuyo nombre es Alejandra, quedó marcada para siempre por una experiencia que nadie debería vivir a tan corta edad.
La suma de estos hechos refleja la dura realidad que enfrentan muchos migrantes cubanos en Surinam, donde buscan nuevas oportunidades pero también se topan con situaciones difíciles, riesgos y peligros que pueden terminar de la peor manera. La comunidad sigue pidiendo explicaciones y claridad, porque cada una de estas muertes no solo es una estadística, sino un golpe que deja huella en decenas de familias.