La realidad en Cuba no deja de estremecer. El periodista y escritor Julio Pagés reveló detalles escalofriantes sobre un caso que tiene en vilo a Santiago de Cuba: el profesor holguinero José Luis Fernández asesinó, decapitó y hasta llegó a comer parte de un colega en su propia casa, el pasado 21 de agosto.
Según relataron vecinos y conocidos, en la vivienda se encontraron recipientes con grasa humana que no pertenecían a la víctima identificada, Ángel Luis Mercantety Quiñones, lo que abre la posibilidad de que estemos frente a un asesino en serie. En esa zona, aseguran, han ocurrido otras desapariciones que nunca recibieron explicación oficial. El miedo hoy recorre las calles, y la gente vive con el alma en vilo.
Una historia de horror con tintes de novela negra
Fernández, de 60 años, tenía una marcada obsesión con la literatura criminal, en especial con las novelas de Agatha Christie. Lo que parecía una simple afición terminó proyectándose en un crimen brutal que evidencia hasta qué punto la violencia y la impunidad han contaminado la vida en Cuba.
De acuerdo con información obtenida por el comunicador independiente Yosmany Mayeta Labrada, el asesino confesó haber arrojado las manos y los pies de la víctima poco a poco en un arroyo cercano al reparto Micro 1B. El detalle macabro revela una frialdad que hiela la sangre.
El crimen ocurrió tras una discusión por deudas mientras ambos bebían ron en casa del victimario. Fernández lo golpeó con un tubo hasta matarlo, para luego desmembrar el cuerpo y guardar partes en dos refrigeradores. La policía encontró en la escena jarras con grasa humana, frascos con carne frita y una bolsa con costillas enterrada en el patio. Todo apunta a un caso de antropofagia, donde el propio asesino ingirió restos humanos.
Silencio oficial y una sociedad desprotegida
Lo más indignante es el silencio de las autoridades. En lugar de ofrecer información clara y advertir a la población del peligro, el régimen esconde los detalles de este tipo de crímenes, como si la censura fuera a devolver la tranquilidad a un pueblo que ya vive bajo apagones, escasez y represión.
