El régimen cubano, después de más de una semana de silencio y chismes callejeros, salió este jueves a dar la cara sobre el atropello múltiple que estremeció La Habana el pasado 25 de agosto. Según la Fiscalía General, el responsable no es el empresario italiano Berto Savina, como muchos sospechaban, sino otro ciudadano de esa misma nacionalidad: Mario Pontolillo, de 56 años, quien supuestamente reside de manera permanente en la isla.
Las autoridades dicen que el hombre está bajo “prisión provisional” y con prohibición de salir del país. Lo investigan por lo que llaman un “deliberado atropellamiento de personas” en las calles de Centro Habana y Habana Vieja, un hecho que dejó a una mujer muerta y a ocho heridos.
El comunicado, lleno de ese lenguaje acartonado tan típico de la dictadura, promete que la Fiscalía va a “ejercer la acción penal pública” y pedirá sanciones “acordes con la gravedad de los hechos”. Pero, como siempre, no dicen nada claro sobre las pruebas, ni el proceso, ni cuándo habrá juicio.
Lo curioso es que esta “transparencia” llegó tarde y mal. El anuncio apareció solo después de que el medio independiente 14ymedio sacara a la luz los rumores que apuntaban directamente a Savina, un poderoso empresario italiano íntimamente ligado al régimen y con fotos en compañía de Fidel Castro y Díaz-Canel. Su hijo, Gianluca Savina, salió al paso asegurando que su padre estaba en Italia días antes del accidente, y acto seguido, el vocero oficialista Humberto López lo repitió como si fuera la gran verdad revelada. Para muchos, fue el típico intento del castrismo de proteger a los suyos.
Mientras tanto, la familia de Mairovis Valier Heredia, la mujer de 34 años que perdió la vida en el hecho, madre de tres niños, sigue clamando justicia. Ellos, como buena parte del pueblo, sienten que el régimen ha manejado todo con un hermetismo sospechoso, dejando abierta la duda de si intentaban tapar la implicación de alguien con demasiado poder en Cuba.
Los testigos hablan de un atropello intencional, con un conductor de historial problemático en la isla. Sin embargo, el nombre de Pontolillo no había aparecido en boca de nadie hasta ahora, lo que genera más preguntas que respuestas. Para algunos, esto limpia mínimamente la imagen del régimen, pero para la mayoría, es otra muestra de que aquí todo se maneja a conveniencia y con un guion en la mano.
La Fiscalía cerró su nota asegurando que actuará “conforme a la legalidad y en defensa de nuestro pueblo”. Palabras vacías, porque a estas alturas lo único evidente es que la dictadura sigue cuidando más a sus socios extranjeros que a las víctimas cubanas.