La historia de Michael Duro es de esas que parten el alma. Este cubano, enfermo de cáncer y viviendo solo en Estados Unidos, lleva casi un año buscando a su hermano, Yoan Viondi Mendoza, desaparecido tras haber sido reclutado bajo engaños para la guerra de Rusia contra Ucrania. Lo que empezó como un viaje lleno de promesas terminó en silencio absoluto, y hoy Michael se aferra a la esperanza de encontrar respuestas.
Yoan salió hacia Moscú hace 11 meses con la ilusión de ganar dinero y poder reunirse con su familia en EE.UU. Su hermano cuenta que lo movía el deseo de ayudarlo económicamente y estar a su lado en un momento tan delicado de salud. Pero desde aquel viaje, no han vuelto a saber nada de él.
En un video que se hizo viral en Facebook, Michael relató entre lágrimas la pesadilla que vive. Asegura que ha escrito a todos: desde Vladimir Putin, hasta la Cruz Roja Internacional, Interpol e incluso al expresidente Donald Trump. Pero la respuesta siempre ha sido la misma: silencio. “Lo único que me dijo fue que yo me estaba muriendo solo en este país, y ahora él es el que posiblemente esté muerto solo, ¿dónde? no lo sé”, confesó con dolor.
El drama no es solo suyo. Michael denuncia que hay al menos 600 cubanos desaparecidos en el conflicto, la mayoría jóvenes de entre 18 y 29 años que fueron reclutados con falsas promesas de trabajo y buen salario. La realidad es otra: no aparecen en listas oficiales, no reciben pago, ni tampoco noticias de su paradero.
Lo más desgarrador es que Michael siente que no tiene a dónde acudir. Su enfermedad le impide viajar, y el desamparo de las autoridades cubanas lo deja sin opciones. “Si ya no está con vida, lo único que pido es que me entreguen su cuerpo, sus restos, para poder enterrarlo y darle paz a nuestra madre”, suplicó.
La última vez que habló con su hermano fue el 3 de octubre de 2024. El recuerdo de esas últimas palabras todavía lo atormenta: “Se me cae la conexión de mierda esta”. Desde entonces, nada más. Ni una llamada, ni un mensaje.
El gobierno cubano, por su parte, insiste en que no tiene responsabilidad en el reclutamiento de ciudadanos para el frente de guerra. Afirman que fueron redes internacionales las que captaron a los jóvenes, aunque cada vez surgen más testimonios y pruebas que apuntan en otra dirección. Reportes internacionales incluso han identificado cubanos combatiendo en la 106ª División Aerotransportada rusa, en batallas tan brutales como la de Bakhmut, y otros portando insignias del grupo Wagner.
La realidad es que mientras las versiones oficiales se contradicen, cientos de familias como la de Michael siguen sumidas en la incertidumbre, sin respuestas ni consuelo. Una guerra que no es suya se ha tragado a sus hijos, y el silencio de las autoridades es tan doloroso como la propia pérdida.