Trinidad, en Sancti Spíritus, amaneció de luto tras la muerte de Yoel, un niño que perdió la vida a causa del dengue hemorrágico, enfermedad que hoy golpea sin piedad a varias provincias de Cuba.
La noticia estremeció a todo el barrio. En redes sociales, familiares y vecinos no han parado de compartir mensajes cargados de dolor. Una allegada escribió con el corazón en la mano: “Descansa en paz, mi niño lindo. No tengo palabras para este dolor tan grande. Tu mami, tu papi y tu hermano siempre te recordarán. Vuela alto, mi príncipe”.
Otro mensaje reflejaba lo que siente toda la comunidad: “Tu barrio entero llora tu pérdida. Apenas estabas empezando a crecer, que Dios te ilumine siempre”.
Los testimonios se multiplican, describiendo a Yoel como un niño alegre, juguetón y respetuoso, un chiquillo que llenaba de vida cada rincón. “Lo vi nacer, conviví con él toda su infancia. Siempre gordito, saludable y cariñoso. Te nos vas, pero jamás te olvidaremos”, escribió un vecino conmovido.
Dengue descontrolado en Cuba
La tragedia ocurre en un contexto alarmante. El propio Ministerio de Salud Pública tuvo que reconocer que siete provincias del país están en plena transmisión activa del dengue.
El doctor Francisco Durán, director de Epidemiología, confirmó que en este momento hay pacientes en terapia intensiva, algunos en estado grave y otros críticos. Aunque recordó que la mayoría de los enfermos logra recuperarse, advirtió que el dengue puede complicarse de un momento a otro y convertirse en mortal, como sucedió con Yoel.
El sistema de salud en crisis
Pero detrás de cada cifra y cada advertencia se esconde una realidad inocultable: el colapso del sistema sanitario cubano. La falta de medicamentos, la ausencia de un control efectivo sobre el mosquito Aedes aegypti y los problemas de acceso al agua potable crean un caldo de cultivo perfecto para la propagación del virus.
A esto se suma la circulación de otras enfermedades como el virus de Oropouche, que ya afecta a 11 provincias, y el chikungunya, con reportes en Matanzas. El país está en una crisis epidemiológica que el régimen no puede ocultar, por mucho maquillaje propagandístico que intente ponerle.
Una tragedia que revela la negligencia del régimen
La muerte de Yoel no es un caso aislado, sino el reflejo del abandono de la salud pública por parte de un gobierno que prefiere gastar en hoteles vacíos y represión antes que en medicinas o fumigación. Mientras los niños mueren por enfermedades prevenibles, las autoridades se limitan a pedir “medidas de prevención” a una población que no tiene recursos ni para conseguir agua limpia.
El dolor de una familia en Trinidad hoy se convierte en la denuncia más fuerte contra un sistema que ha condenado a generaciones enteras a vivir entre apagones, hambre y epidemias.