En Las Tunas, la tranquilidad del reparto Santo Domingo —más conocido por los vecinos como El Marabú— se vio sacudida este miércoles con un hallazgo macabro: restos humanos enterrados en el patio de una vivienda.
El presunto implicado sería un hombre conocido en la zona como “Mala Suerte”, alguien con un historial de violencia y un comportamiento errático que desde hace años generaba miedo en el barrio. El portal independiente La Tijera reportó que los restos fueron encontrados tras excavar en tres puntos distintos del terreno de su casa, ubicada en la calle Julián Santana.
Lo más alarmante es que, pese a la gravedad del hecho, el hombre aún no habría sido detenido, a pesar de que vive a pocos metros de un consultorio médico y es ampliamente conocido en la comunidad. Vecinos especulan que los huesos podrían ser de su propio tío, desaparecido hace más de un año, aunque no descartan que existan más víctimas, incluida una joven de la zona reportada como desaparecida desde hace diez meses.
Una confesión bajo drogas
El caso tomó un giro aún más siniestro cuando un vecino aseguró que el propio “Mala Suerte” había confesado tener cuerpos enterrados en su patio mientras estaba drogado con “el químico”, una sustancia cada vez más extendida en los barrios marginales de Cuba. Aunque algunas cuentas oficialistas intentaron desmentir la noticia, varios residentes confirmaron los hechos en redes sociales, reforzando el clima de tensión en la ciudad.
“Siempre fue un asesino”
Tras conocerse el hallazgo, comenzaron a circular testimonios que dibujan un perfil aterrador del acusado. Daniela María Pérez fue tajante: “Siempre ha sido un asesino, no de ahora. En el barrio nadie se mete con él porque es capaz de agredir a cualquiera. Además de asesino, es violador de niños desde hace años”.
Otro testimonio recordó cómo un adolescente se enfrentó a él en defensa propia y terminó con una herida de gravedad: “Teniendo 15 años le abrió la barriga”.
Otros vecinos como Francesca Delino y Tania Torres coincidieron en que la comunidad le tenía pánico, porque entraba y salía de prisión como si nada. “Lo sueltan siempre, aunque sea un violador y asesino”, denunció Torres.
Entre la compasión y la negligencia del sistema
Aunque la mayoría de los comentarios destilan rechazo y miedo, también aparecieron voces que hablaron de su deterioro mental. Olga Miriam Cruz Caraballe relató que lo conoció desde niño y que su trastorno se agravó por los golpes recibidos en prisión: “Siento dolor por las víctimas, pero también por él. Ojo: no lo justifico. Solo me duele”.
Un reflejo del colapso institucional
Hasta el momento, ninguna autoridad oficial ha confirmado el hallazgo, lo que demuestra una vez más el secretismo y la desidia del régimen frente a casos que sacuden a la población.
Mientras tanto, en Las Tunas los vecinos viven entre la indignación y el miedo. El caso de “Mala Suerte” no solo destapa un episodio de horror, sino también la negligencia de un sistema que permite que individuos violentos entren y salgan de prisión sin control, dejando comunidades enteras a merced del terror.
