La Empresa Eléctrica de La Habana anunció lo que ya miles de habaneros estaban sufriendo en carne propia: casi toda la capital está apagada por el enorme déficit de generación que arrastra el Sistema Electroenergético Nacional (SEN).
Según la nota oficial, “no ha sido posible cumplir con el horario programado” y los apagones se prolongan mucho más de lo anunciado. En buen cubano: la luz se va cuando menos lo esperas y regresa cuando le da la gana. Ayer mismo, el servicio estuvo afectado durante las 24 horas y continuó apagado en la madrugada de hoy.
Las cifras que maneja la propia empresa son alarmantes. Solo ayer, la máxima afectación llegó a los 1575 MW a las 7:50 de la noche, un número que deja claro el tamaño del desastre. Hoy el panorama pinta igual o peor: a las 6 de la mañana había una disponibilidad de apenas 1790 MW contra una demanda de 2900, lo que significa más de mil megawatts de déficit desde temprano.
El régimen intenta maquillar la situación resaltando que los 28 parques solares fotovoltaicos generaron 2190 MWh, con un pico de 536 MW. Pero todos saben que la energía solar en Cuba apenas alcanza para parchar un sistema eléctrico obsoleto y corroído por la desidia y la corrupción.
Las averías también pesan en esta crisis interminable: están fuera de servicio la Unidad 3 de la termoeléctrica de Santa Cruz, las unidades 3 y 6 de Renté y la Unidad 2 de Felton. A eso se suman las máquinas paradas por mantenimiento en Santa Cruz y Cienfuegos, más otras limitaciones técnicas que restan otros 432 MW.
Y como si fuera poco, la falta de combustible termina de hundir la poca generación disponible. En este momento 45 centrales de generación distribuida están apagadas por falta de petróleo, la patana de Regla trabaja a medias y 453 MW siguen sin producir por no tener lubricantes. En total, más de 700 MW indisponibles solo por esa causa.
El pronóstico para la noche es desolador: aun con la entrada de algunas unidades en reparación, se calcula que la demanda llegue a 3500 MW y la oferta apenas a 1799, lo que representa un déficit de 1701 MW. Traducido a la realidad: más apagones masivos en toda La Habana y buena parte del país.
Mientras el régimen culpa al clima, a las averías y hasta a “la situación internacional”, lo cierto es que el colapso eléctrico es fruto de décadas de abandono, corrupción y mala gestión. Cuba arde en calor y oscuridad, y el pueblo sigue pagando el precio de un sistema incapaz de garantizar lo más básico: la luz en las casas.