En medio de una Cuba marcada por la miseria y el abandono institucional, la solidaridad del pueblo vuelve a demostrar que es más fuerte que cualquier burocracia. Esta vez, el apoyo se concentró en torno a Zuyen García, exmodelo habanera conocida popularmente como “La Flaca Buscaplata”, quien libra una dura batalla contra la adicción a las drogas.
El youtuber Juanka, creador del canal Vámonos con Juanka, se propuso encontrarla tras varios intentos fallidos de dar con ella en las calles de La Habana. Gracias a la intervención de la madre de Zuyen, pudo llegar a su casa acompañado de un grupo de amigas solidarias que decidieron sumarse a la causa. Lo que ocurrió allí fue un primer paso hacia la esperanza.
“Entendí la situación, no puedo contar mucho, pero les digo que logramos despertarla. Estaba tan débil que apenas podía caminar por una pierna lastimada… pero luego parecía otra persona”, relató Juanka en sus redes.
Un renacer inesperado
Durante la visita, Zuyen recibió donaciones de ropa y artículos de uso personal. Ese simple gesto desató un cambio visible en ella. Según contó Juanka, la joven se bañó sin resistencia y volvió a sonreír, algo que sus seres queridos no veían desde hacía más de un año.
“La Flaca se puso feliz con los regalos, y para sorpresa mía, hasta se puso coqueta como hacía muchísimo tiempo. ¡Fue emocionante!”, escribió el influencer, emocionado por el cambio en la actitud de la exmodelo.
Las amigas la ayudaron con el aseo y la motivaron con cariño, mientras la madre de Zuyen agradecía profundamente la ayuda que le están brindando a su hija, en un país donde las instituciones de salud y bienestar social no hacen más que dar la espalda.
Camino a la desintoxicación
El propio Juanka anunció que ya se coordinó una cita médica para que Zuyen inicie un proceso de desintoxicación profesional en el Psiquiátrico de Boyeros. Solo falta resolver el transporte, y el influencer pidió colaboración a quien pueda sumarse a este esfuerzo colectivo.
Una vida marcada por el abandono
Días antes, las redes sociales se llenaron de indignación al circular imágenes del estado crítico de Zuyen, madre de una niña pequeña. Su caso, como tantos otros en Cuba, quedó expuesto entre la burla viral y la indiferencia oficial.
Amigos y familiares habían denunciado el abandono institucional que sufren las personas adictas en la isla, donde casi no existen programas efectivos de rehabilitación y los pocos que hay están desbordados o en ruinas. En vez de apoyo, muchas veces reciben estigmatización y rechazo.
Donde el régimen fracasa, el pueblo responde
El caso de Zuyen evidencia una verdad que el castrismo no quiere admitir: en Cuba, si alguien cae, el Estado lo deja tirado. Son los vecinos, los amigos y la gente de a pie quienes salen al rescate.
La historia de “La Flaca Buscaplata” nos recuerda que la empatía y la acción colectiva pueden abrirle un camino de esperanza a quienes tocan fondo. Y demuestra, una vez más, que la verdadera fuerza de la isla no está en el régimen, sino en su gente.