Una onda tropical en el Atlántico oriental está poniendo en tensión a los meteorólogos, porque tiene todas las papeletas para convertirse en depresión o tormenta tropical en los próximos días, con trayectoria hacia el Caribe.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) confirmó que el sistema, identificado como AL91, está generando un área desorganizada de lluvias y tormentas eléctricas en pleno Atlántico tropical. Aunque ahora mismo no pasa de ser un montón de nubes y descargas, las condiciones están dadas para que evolucione rápido y se convierta en un ciclón durante el fin de semana o al inicio de la próxima semana.
Según los especialistas, el disturbio avanza lentamente hacia el oeste, a unas 5 o 10 millas por hora, y todo indica que podría estar cerca de las Antillas Menores a mediados o finales de la próxima semana.
Las probabilidades de desarrollo son altas: 60 % en 48 horas y 90 % en siete días. Con esas cifras, ya la región entera está mirando al cielo con desconfianza, porque no es un simple chubasco pasajero, sino un sistema que podría crecer con fuerza.
Por ahora no tiene nombre ni clasificación oficial como depresión tropical, pero lo cierto es que su evolución mantiene a todos atentos. Y en el caso de Cuba, el asunto preocupa aún más, porque los modelos de pronóstico empiezan a incluir a la isla dentro del cono de posible trayectoria.
Mientras tanto, el NHC recordó que la información publicada en español es solo una traducción automática, y que la versión oficial sigue siendo la que se emite en inglés.
Más allá de los tecnicismos, lo real es que el Caribe se prepara para otra amenaza meteorológica en medio de un escenario de vulnerabilidad extrema. En países como Cuba, donde la dictadura mantiene en ruinas la infraestructura, con viviendas que se caen al primer aguacero y sin un sistema de protección civil eficiente, un ciclón no es solo viento y lluvia: es una tragedia anunciada.