En La Habana no hay paz. Las autoridades se han visto obligadas a lanzar una alerta urgente por un individuo considerado armado y extremadamente peligroso, que anda suelto y operando en varios barrios de la ciudad.
El comunicador independiente Juan Juan al Medio denunció que se trata de Abraham Rodríguez Brito, un sujeto acusado de cometer robos violentos en viviendas, asaltos callejeros y atracos de motos, celulares y equipos electrónicos. Según los reportes, no solo despoja a sus víctimas de lo que tienen, sino que también utiliza sus carnés de identidad para seguir moviéndose con falsas identidades.
Lo más alarmante es que varias personas han resultado heridas durante sus ataques. Y, para colmo, las fuentes apuntan que Rodríguez Brito no actúa solo, lo que eleva aún más el nivel de peligro para la población.
Las zonas más golpeadas por este delincuente son los municipios La Lisa y Marianao, donde la gente vive con el miedo constante de cruzarse con él. La Policía Nacional Revolucionaria reconoció que el sujeto está “circulado” por múltiples delitos, pero hasta ahora no ha logrado atraparlo.
Mientras tanto, la versión oficial intenta maquillar la realidad, pero la calle no miente: la delincuencia en Cuba está fuera de control, y el régimen es incapaz de garantizar seguridad a su propio pueblo.
Las autoridades insisten en que, si alguien lo reconoce, debe informar de inmediato a la policía. Pero en un país donde la confianza en las instituciones está por el piso, la gente se pregunta lo mismo de siempre: ¿quién protege a los cubanos, si el Estado que dice cuidarlos está ocupado en reprimir voces críticas en vez de enfrentar a los verdaderos criminales?