La participación de Cuba en el VI Clásico Mundial de Béisbol está en un limbo que huele más a politiquería que a deporte. Mientras todas las selecciones ya entregaron sus nóminas preliminares, la Federación Cubana de Béisbol y Softbol (FCBS) anda quejándose de que no ha recibido la convocatoria oficial de la MLB para inscribir a sus 50 jugadores.
En un comunicado, la federación aseguró que los organizadores del evento les dijeron que todavía falta la luz verde del gobierno de Estados Unidos, un permiso sin el cual la Isla no puede entrar en el torneo. Según los burócratas del béisbol castrista, esto es un acto de “discriminación” que atenta contra los derechos de sus peloteros.
Los federativos, en el mismo tono lastimero de siempre, dijeron que estas regulaciones son “contrarias al espíritu deportivo” y que la demora es una “dilación injustificada” que les complica armar el equipo. En buen cubano: andan echándole la culpa a Washington mientras ocultan su propio desastre interno.
La federación no perdió la oportunidad de ponerse el traje de víctima, asegurando que Cuba ha sido tratada con “injusticia y motivaciones políticas”. Como si alguien no supiera ya que en la Isla todo se convierte en propaganda, incluso el béisbol.
Díaz-Canel no podía faltar en la función. Desde X (antes Twitter), el mandatario se lanzó contra Estados Unidos, acusándolo de “castigar otra vez al béisbol” y de “excluir a Cuba del Clásico”. Lo mismo de siempre: victimismo, discursos vacíos y cero autocrítica.