En tiempos donde cada peso cuenta en Cuba, que alguien se atreva a “derrochar” en arreglarse las uñas puede generar todo un debate en redes. Eso fue justo lo que vivió la joven cubana Darling Mores, quien decidió responder a quienes la critican por mantener siempre sus manos impecables.
En un video publicado en TikTok, Darling explicó que muchas personas la juzgan creyendo que gasta entre 150 y 250 dólares en manicuras, acusándola de despilfarrar dinero que debería ir a comida, gas o carne. Sin embargo, la realidad es muy distinta: en Cuba, un arreglo de uñas cuesta entre 2 y 3 dólares, y en su caso particular, casi nunca paga porque su manicurista le cobra muy poco.
Lo que más llamó la atención fue su reflexión sobre cómo se perciben ciertos gastos según el género. “Muchas mujeres me critican por arreglarme las uñas, pero nunca he escuchado a un hombre decir que cortarse el cabello o usar desodorante es un lujo. Los hombres lo ven como un gasto necesario, pero entre nosotras nos menospreciamos y creemos que no nos merecemos vernos bonitas y elegantes”, señaló Darling en el clip.
Para ella, cuidarse y verse bien no es un lujo, es una necesidad personal. “A mí me encanta verme bonita y arreglarme. Para mí esto no es un lujo, es parte de mi vida”, agregó, dejando claro que su autoestima y bienestar no deben depender de la opinión de los demás.
El video se volvió rápidamente viral y generó un debate interesante entre los usuarios de TikTok. Mientras algunos aplaudieron su sinceridad y la defendieron, otros cuestionaron que, en medio de la crisis económica en Cuba, haya quienes puedan destinar dinero a la estética.
Más allá del debate sobre la economía, lo que resaltó fue el mensaje de Darling sobre autoestima y empoderamiento: cuidar de uno mismo no debería verse como un lujo innecesario, sino como un derecho y una forma de bienestar emocional. En un país donde la vida diaria ya es un desafío, pequeños gestos de cuidado personal pueden marcar una gran diferencia en cómo nos sentimos y nos percibimos.
Al final, la polémica no fue solo sobre uñas y dinero, sino sobre cómo la sociedad tiende a juzgar decisiones personales que no afectan a nadie más. Darling Mores lo dejó claro: vernos y sentirnos bien no es un lujo, es una necesidad, y nadie debería sentir culpa por ello.
