En Cuba, donde cada peso cuenta más que nunca, una noticia reciente ha dado de qué hablar: un oficial de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) devolvió casi 70 mil pesos cubanos y una cadena de oro que un pasajero había perdido en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana. Suena a historia de película, pero pasó de verdad y, como era de esperarse, la polémica no tardó en encenderse.
Según informó el periódico oficialista Tribuna de La Habana, el hallazgo lo hizo el primer suboficial Fabián Hernández Milán durante su rutina en las áreas de tránsito del aeropuerto. En un país donde hasta encontrar un pan a buen precio es noticia, devolver semejante cantidad de dinero y una prenda de valor ha levantado cejas y aplausos por igual.
La prensa estatal se apresuró a vender la noticia como ejemplo de “honestidad y disciplina” dentro de las filas policiales. Sin embargo, muchos cubanos no pudieron evitar preguntarse lo obvio: ¿acaso no es ese el deber básico de cualquier policía? El contraste entre lo que se promueve en la televisión y la realidad de la inseguridad cotidiana en la Isla es demasiado evidente.
Tras el papeleo correspondiente, el dinero y la cadena fueron devueltos a su dueño, quien agradeció públicamente la acción del agente. Lo curioso es que este gesto, que debería ser normal, se presenta casi como un acto heroico en medio de la crisis que atraviesa Cuba.
Y es que la situación del país no ayuda a que estas noticias pasen desapercibidas. Con precios por las nubes y salarios que no alcanzan para lo básico, escuchar que alguien devolvió 70 mil pesos se siente como un milagro. Los viajeros y empleados del aeropuerto lo comentaron como si se tratara de una rareza en tiempos de tanta escasez.
La propia PNR salió a decir que estos gestos reflejan los “principios” de la institución, sobre todo en lugares estratégicos como los aeropuertos. Claro, los usuarios en redes no compraron el discurso tan fácilmente. La desconfianza es grande y muchos recordaron casos de corrupción y robos en entidades estatales que casi nunca salen a la luz en los noticieros.
El pasajero, eso sí, terminó feliz con sus pertenencias recuperadas. Y las autoridades aprovecharon para repetir el llamado a reportar cualquier pérdida de inmediato. Una respuesta correcta, pero que suena a manual.
No es la primera vez que algo así se hace viral. Hace unos meses, en Varadero, una trabajadora devolvió nada menos que 30 mil dólares encontrados en una bolsa. Ella misma declaró que no podía apropiarse de lo ajeno y que quería dar el ejemplo a su hijo de 13 años. Otro caso que se convirtió en “ejemplo moral” en los medios oficialistas.
En la misma línea, cadetes del Instituto Técnico Militar también entregaron una mochila con más de 5 mil euros y 3 mil dólares, y un chofer de las famosas “gacelas” devolvió una cartera perdida a su dueña. Historias que, aunque suenen a anécdotas bonitas, también son usadas por el gobierno como herramienta propagandística para maquillar la crisis y dar una imagen de honradez institucional.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿estos actos son realmente tan extraordinarios o es la prensa oficial quien los pinta así para distraer a la gente de los problemas más urgentes del día a día? Lo cierto es que, en la Cuba de hoy, hasta la simple honestidad termina convertida en noticia de primera plana.