El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel y su esposa, la “no Primera Dama” Lis Cuesta, llegaron este sábado a Laos, última parada de su gira turística disfrazada de agenda política por Asia.
Según la propaganda oficial, el mandatario fue recibido “con gran afecto” por autoridades locales y un grupo de estudiantes movilizados para aplaudirlo en la terminal aérea. Nada nuevo: lo mismo de siempre, un recibimiento coreografiado para aparentar respaldo en cualquier rincón del planeta, menos en la isla donde el pueblo le da la espalda.
En esta tercera escala por países socialistas, Díaz-Canel se reunirá con el secretario general del Partido Popular Revolucionario Lao, Thongloun Sisoulith, en lo que llaman una “intensa agenda de trabajo”. Traducción: más discursos huecos, más fotos, y más promesas de “cooperación” que nunca resuelven la crisis real que sufre Cuba.
La comitiva cubana y el gobierno laosiano emitieron una declaración conjunta, con frases de manual, donde aseguran querer “acelerar la construcción de una Comunidad de Futuro Compartido China-Cuba”. Palabrería reciclada que poco tiene que ver con las necesidades urgentes de los cubanos, que siguen apagados más de 12 horas al día y luchando por un paquete de pollo en las tiendas en dólares.
Un viaje a costa del pueblo
La gira comenzó en Vietnam, a donde la pareja presidencial llegó en un avión arrendado que cuesta más de 11 mil dólares por hora de vuelo. Un lujo ofensivo cuando en la isla los hospitales carecen hasta de jeringuillas y los apagones revientan cualquier intento de vida normal.
Entre reuniones protocolares y flores entregadas para la foto, la verdadera misión de Díaz-Canel ha sido mendigar donaciones e inversores que mantengan a flote la maltrecha economía cubana, hundida por décadas de ineficiencia y corrupción del propio régimen.
Mientras el gobernante pasea por Asia rodeado de lujos que el pueblo jamás verá, en Cuba la realidad es otra: colas interminables, inflación descontrolada, transporte colapsado y una juventud que huye masivamente porque en la isla ya no hay futuro.