El canciller español José Manuel Albares anunció este viernes que “muy pronto” se abrirá un nuevo consulado general en Cuba. Eso sí, como buen político, no soltó la fecha exacta. El comentario salió durante la presentación de la Estrategia de Acción Exterior de España 2025-2028, donde el ministro detalló los planes de su gobierno para reforzar la red consular.
Albares insistió en que hay que “replantear el despliegue exterior” y habló de una profunda renovación de recursos. También presumió de mejoras para el personal del servicio exterior: la primera subida salarial desde 2009, ampliación de plantillas y más de 115 millones de euros para digitalizar trámites consulares. Según él, esto será una revolución para los más de tres millones de españoles que viven fuera.
En el caso cubano, el nuevo consulado llega como parte de esa estrategia global, aunque no se dijo si estará en Camagüey o Santiago de Cuba, opciones que llevan años sobre la mesa. Lo cierto es que el anuncio responde a la presión: el consulado en La Habana está desbordado, sobre todo tras la entrada en vigor de la Ley de Memoria Democrática, conocida como la “ley de nietos”, que disparó las solicitudes de nacionalidad y demás trámites.
La Habana se ha convertido en un cuello de botella para miles de ciudadanos y descendientes de españoles que enfrentan colas interminables, retrasos absurdos e irregularidades que parecen calcadas de la burocracia cubana. De ahí la necesidad urgente de ampliar la presencia consular, aunque hasta ahora las promesas superan a los hechos.
España, además, ha ido implementando herramientas tecnológicas como Dicireg, una plataforma que permite obtener certificados del Registro Civil Consular en línea y que ya funciona en 81 oficinas del mundo. Habrá que ver si, en el caso cubano, la digitalización logra imponerse sobre un escenario marcado por apagones, internet caro y la desidia del régimen.