El nieto del difunto dictador Fidel Castro, Sandro Castro, volvió a convertirse en noticia no por talento ni carisma, sino por su eterna habilidad de meter la pata. Esta vez, publicó un video en Instagram que muchos interpretaron como una apología descarada al consumo de cocaína, en un país donde el pueblo sobrevive apagado entre hambre, miseria y apagones.
En el reel, grabado desde una cocina digna de telenovela mexicana, Sandro conversa con su nueva mascota Magnolia, una mano tatuada inspirada en el personaje de La familia Addams. Entre chistes forzados, aparece una escena nada casual: un montón de polvo blanco sobre la mesa y un billete de dólar enrollado, símbolos más que claros para cualquiera con dos ojos en la cara.
“¡Tú andas loma abajo y sin freno!”, le suelta a su “mascota” mientras la cámara enfoca el escenario cargado de referencias al consumo de drogas. El sketch termina en medio de croquetas, harina y su personaje de “Vampirach”, pero el detalle del polvo fue suficiente para encender las alarmas.
Las reacciones no se hicieron esperar. Usuarios lo acusaron de burlarse de un problema tan serio como el narcotráfico, en un momento en que Estados Unidos despliega fuerzas militares en el Caribe para frenar al Cartel de los Soles, aliado del régimen cubano a través de Nicolás Maduro. Aunque Sandro nunca mencionó directamente la cocaína, el mensaje subliminal fue evidente para miles de internautas.
El timing no podía ser peor. Su video salió poco después de la detención en EE. UU. del exmayor del MININT, Rogelio Enrique Bolufé Izquierdo, acusado de posesión de cocaína. Para colmo, su hijo Carlos Rogelio Bolufé, íntimo amigo de Sandro, fue quien organizó la famosa fiesta de cumpleaños del nietísimo en medio de un apagón nacional. Pura coincidencia, claro.
Entre drogas, fiestas y reguetón
Como si no tuviera suficiente con el escándalo, Sandro aprovechó una entrevista en el pódcast Cuba Solo Gente Bonita para confesar que es fan del reguetonero Chocolate MC, a quien llamó “amigo de atrás” y con quien dejó abierta la posibilidad de grabar un tema.
“Me gusta el Chocolate… porque me gusta el dulce”, soltó entre risas, dejando caer que una colaboración musical “sería buenísima”. Aunque no confirmó que exista un proyecto en camino, insistió en que lo respeta y que mantienen una amistad cercana.
El comentario generó reacciones divididas: algunos seguidores del género urbano se entusiasmaron con la idea, mientras otros criticaron que el nieto del dictador intente colgarse de la fama de un artista popular para lavar su imagen.
Al final, Sandro Castro vuelve a mostrar lo mismo de siempre: privilegios, frivolidad y cero conexión con la realidad del pueblo cubano. Mientras la gente hace colas interminables por un pedazo de pollo, él se pasea entre cocinas de lujo, fiestas privadas y supuestas bromitas con polvo blanco en la mesa.
