La central termoeléctrica Felton, uno de los pocos pilares que le quedaban al tambaleante sistema eléctrico cubano, acaba de colapsar. La planta salió de servicio y, según los propios voceros del régimen, permanecerá desconectada al menos 20 días. Un golpe demoledor para un país que ya sobrevive entre apagones interminables y promesas incumplidas.
El periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso soltó la noticia en Facebook: la unidad 1 sufrió una avería en el transformador y necesita reparaciones de larga duración, además de limpieza en caldera y condensador. Dicho de otra forma: la luz se fue y no saben ni cuándo regresa.
La Unión Eléctrica (UNE) confirmó que el viernes el servicio estuvo afectado las 24 horas y que la madrugada de este sábado siguió igual. La demanda sobrepasó la oferta en más de 1,800 MW durante el horario pico, un desbalance que la propia dictadura no pudo maquillar ni con sus partes oficiales.
Este sábado amaneció con apenas 1,405 MW disponibles frente a una demanda que casi duplicaba esa cifra. Resultado: un déficit de más de 1,400 MW de entrada, con apagones que en el mediodía llegaban a 1,350 MW y en la noche se disparaban hasta casi 1,900 MW. El caos eléctrico está garantizado.
Los cubanos lo sienten en carne propia. En varios territorios, los apagones alcanzan hasta 20 horas seguidas, y en La Habana el panorama es igual de desastroso. Aunque el gobierno habla de “bloques programados”, la realidad es que los cortes caen sin aviso, dejando barrios enteros sin corriente ni de día ni de noche. La propia Empresa Eléctrica de la capital lo admitió en redes: no pueden cumplir con lo que planifican, y los apagones se extienden mucho más de lo anunciado.
El problema no es solo técnico: es estructural y político. Hoy mismo hay seis unidades termoeléctricas rotas, otras tres en mantenimiento, 40 centrales distribuidas paralizadas por falta de combustible y casi 500 MW fuera de servicio porque no hay lubricantes. Una radiografía del desastre: un SEN en ruinas, hundido por la desinversión, la corrupción y la incapacidad del régimen.