El pueblo de Las Terrazas, en Candelaria (Artemisa), todavía no sale del asombro. El hallazgo de un doble crimen en la finca El Cusco, ocurrida la tarde-noche del 5 de septiembre, ha dejado a todos con un nudo en la garganta. No se trata de un hecho aislado ni de un rumor: hablamos de la muerte de un padre y su hijo, en circunstancias que parecen sacadas de una película de suspenso.
Las víctimas fueron identificadas como Francisco Torres Rodríguez, conocido por todos como El Buse, un hombre mayor de entre 70 y 80 años, y su hijo Yaciel Torres Remedio, apodado El Ñato, de entre 37 y 46 años. Vecinos los recuerdan como hombres de trabajo, dedicados a sus tierras y a sus animales, sin problemas conocidos con nadie. Por eso el impacto ha sido mayor: nadie esperaba que algo tan violento ocurriera en su finca.
Los cuerpos sin vida aparecieron en diferentes puntos de la propiedad, lo que hace pensar en un ataque calculado y despiadado. Según las primeras versiones, el padre habría sido la primera víctima, mientras que el hijo fue alcanzado cuando intentaba escapar o defenderse. La frialdad del escenario deja a muchos sin palabras.
Hasta ahora, el MININT en Artemisa ha confirmado que la investigación sigue abierta y que no se descarta la participación de varias personas. En el pueblo, sin embargo, ya circulan versiones y sospechas. Una de las más comentadas señala a un hombre apodado Perico, natural de Artemisa, prófugo por otro hecho violento. Se dice que habría buscado refugio en la finca de los Torres y que, al negarse estos a ayudarlo, pudo desencadenarse la tragedia. Claro, esta es solo una hipótesis que aún no ha sido confirmada oficialmente.
Un detalle que tiene a todos intrigados es que la familia Torres contaba con armas autorizadas para proteger sus tierras y su ganado. Entonces, ¿cómo es posible que los atacantes actuaran con tanta ventaja? ¿Fue un ataque sorpresa? ¿O había más de un agresor? Preguntas que hoy resuenan fuerte en Candelaria.
La tragedia no fue mayor por un giro del destino: la esposa de Francisco, conocida como La Negra, estaba de visita en Santiago de Cuba en el momento del crimen. Vecinos aseguran que, de haber estado en la finca, probablemente también habría corrido la misma suerte.
La conmoción en la provincia es total. La gente exige respuestas rápidas, justicia y la captura inmediata de los responsables. No se trata solo de la pérdida de dos hombres trabajadores, sino de la sensación de inseguridad que ahora se respira en una comunidad que siempre fue tranquila. La pregunta que todos se hacen es: ¿quién fue capaz de tanta violencia?