Otro accidente de tránsito en Guantánamo volvió a destapar la fragilidad del transporte en Cuba. Este lunes, un carro que se dirigía al sur de la provincia perdió el control tras partirse la barra de dirección, dejando ocho personas heridas: siete adultos y un menor.
Los lesionados fueron llevados de inmediato al Hospital General Docente Dr. Agostinho Neto, donde se activó el protocolo de accidente masivo. Según el parte médico, todos fueron clasificados como “código verde”, es decir, con heridas leves que no pusieron en riesgo sus vidas ni requirieron ingreso.
Los propios pasajeros contaron que el vehículo simplemente se desarmó en plena marcha, provocando el siniestro. Una muestra más de cómo los autos en Cuba —viejos, parchados y sin piezas de repuesto— se convierten en trampas mortales para quienes dependen de ellos para moverse.
El personal médico reaccionó rápido y atendió a los afectados con eficacia, pero eso no borra la realidad de fondo: en un país donde el régimen prioriza vender Mercedes-Benz en dólares mientras el pueblo anda en cacharros remendados, los accidentes se multiplican como consecuencia lógica de décadas de abandono.
Este hecho se suma a otro más trágico ocurrido días atrás en Niceto Pérez, donde una joven de apenas 22 años, identificada en redes como Yeni Sarmiento, perdió la vida. Ella viajaba en una moto eléctrica junto a su pareja cuando fueron embestidos por un ómnibus que hizo una maniobra brusca al encontrarse con una carreta de bueyes atravesada en la carretera. La muchacha murió en el acto y su acompañante sigue grave en el hospital.
Lo más indignante es que, hasta hoy, las autoridades no han dado un parte oficial sobre ese accidente mortal. Una vez más, el silencio cómplice del régimen se suma al dolor de las familias, que ven cómo sus seres queridos pagan con su vida la desidia y el caos del transporte en la isla.
En Guantánamo y en toda Cuba, la combinación de carreteras destrozadas, autos improvisados y un sistema de transporte colapsado sigue cobrando víctimas. Y mientras tanto, el gobierno solo ofrece apagones, hambre y propaganda, dejando al pueblo a la buena de Dios en cada viaje.