El sur de la Florida vuelve a ser escenario de un escándalo que parece sacado de una serie de Netflix. Esta semana arrancó en un tribunal de Miami el juicio contra Ana María Núñez, una cubana de 68 años con un prontuario más largo que un expediente policial, acusada de cometer una de las estafas más crueles: robarle más de $430,000 a una anciana de 78 años que estaba en sus últimos días de vida, luchando contra un cáncer terminal en Doral.
Una amistad envenenada
Según la Fiscalía, Núñez y su hijo, Pablo Figueroa, se acercaron a la víctima cuando más vulnerable estaba. Se hicieron pasar por sus “salvadores”, cuando en realidad tenían un plan meticulosamente preparado. Con el tiempo, Ana se ganó la confianza de la señora hasta el punto de hacerse pasar por su hija. Sí, leíste bien: ¡por su hija! Con esa mentira logró que la anciana firmara un poder notarial que le permitió transferir tanto su casa como sus ahorros. Resultado: la mujer perdió todo.
Un abuso premeditado
“Se hizo amiga de la víctima mientras su salud se deterioraba y moría de cáncer”, declaró la fiscal adjunta Stacy Cleveland durante la audiencia, dejando claro que no fue un golpe improvisado, sino un abuso calculado contra alguien indefenso.
Los fiscales estiman que el fraude superó los 430 mil dólares, una cifra que resume el descaro con el que Núñez operaba.
La defensa: “solo fue bondad”
A pesar de su historial —al menos 16 condenas previas por fraude y robo mayor—, el jurado no podrá conocer esos antecedentes durante este juicio. Y claro, su abogado, Nicholas Sconzo, salió al rescate con un discurso de película: “La señora Ana Núñez no cometió ningún delito, salvo el de la bondad”. Sí, así mismo lo dijo, negando por completo los cargos de explotación de ancianos, fraude y robo.
Su hijo Pablo tendrá su propio juicio en noviembre, pero la mancha ya está en la familia.
No es la primera vez… ni la segunda
Lo más indignante es que este caso no es aislado. En agosto de 2024, Ana fue arrestada tras engañar al dueño de una barbería con una supuesta inversión millonaria vinculada a satélites chinos. El pobre hombre le entregó $105,000 pensando que se haría rico, pero el negocio era tan falso como una moneda de tres pesos.
En 2022, junto a su hijo, también estafaron a otro anciano enfermo de cáncer por más de $437,000 usando identidades falsas y contratos fraudulentos. Y en 2021 convenció a inversionistas para meter dinero en una empresa fantasma con promesas de ganancias del 75 %. Obviamente, nunca vieron un centavo.
Un historial que se remonta a los 90
Los archivos judiciales confirman que Núñez lleva más de dos décadas dedicada al fraude. Su modus operandi es siempre el mismo: crear compañías de mentira, manipular a gente vulnerable y desaparecer con el dinero. Incluso, según los reportes, llegó a amenazar a quienes intentaban reclamar lo perdido.
Investigación en curso
La Policía de Miami-Dade no cree que estos sean todos los casos. De hecho, han pedido a la comunidad que cualquier persona que haya sido víctima de Núñez dé un paso al frente y presente la denuncia. Todo apunta a que el número de estafados es mucho mayor que el registrado en los tribunales.