Cuando pensamos en Teresa Padrón, muchos la reconocen como esa mujer fuerte, valiente, que no se cansa de exigir justicia por la muerte de El Taiger. Pero detrás de esa coraza de lucha, hay una persona que también siente, que se desgasta y que, como todos, necesita un respiro. Y así lo confesó en un mensaje reciente en sus redes sociales que ha conmovido a miles.
En un post de Instagram, Teresa abrió su corazón y habló sin filtros sobre lo que ha significado este último año para ella: un periodo marcado por el duelo, la presión mediática y la carga de convertirse en una de las voces más visibles en la defensa del legado del artista. Con una honestidad brutal, escribió: “Este año me olvidé de mí”.
Sus palabras reflejan lo que muchos intuían: en su esfuerzo incansable por acompañar a la familia del reguetonero, liderar campañas públicas y mantener vivo el reclamo de justicia, Teresa terminó descuidando lo más importante: ella misma. “Me olvidé de mis necesidades, de mi paz, mi salud mental y física. Hoy reconozco que es hora de volver a mirarme, de abrazarme, de pensar en mí con la misma entrega con la que siempre pensé en los demás”, compartió.
Pero ojo, su mensaje no significa que renuncie a la lucha que ha liderado. Todo lo contrario. Teresa dejó claro que su compromiso con las causas que defiende sigue intacto, solo que ahora también se dará el permiso de cuidarse. “No significa que dejaré de luchar. Significa que ahora también me elijo a mí, que aprenderé a cuidar de mí, a respetar mis límites”.
No es un secreto que la exposición pública de Teresa ha sido dura. Entre viajes a Cuba, acciones legales, entrevistas y campañas, se ha convertido en una figura clave dentro del entorno de El Taiger. Sin embargo, esa misma visibilidad la ha puesto en el ojo del huracán, obligándola a enfrentarse no solo al dolor personal, sino también al desgaste emocional de estar siempre en primera fila.
Su reflexión final resume perfectamente el giro que está tomando en su vida: “Para seguir siendo fuerte afuera, primero debo serlo dentro”. Una frase que más que un cierre, parece un nuevo comienzo.
El testimonio de Teresa no solo habla de ella, sino de todos aquellos que cargan batallas ajenas olvidándose de sí mismos. Su mensaje es un recordatorio poderoso: incluso en medio de la lucha más grande, también se vale parar, respirar y reencontrarse. Porque no hay fuerza verdadera hacia afuera si por dentro estamos rotos.