En Cuba ya no sorprende escuchar historias de estafas, pero cada caso que sale a la luz nos recuerda lo vulnerables que pueden ser muchas personas en medio de la crisis actual. Esta vez, el escándalo vino desde Cienfuegos, cuando un joven cubano radicado en Estados Unidos denunció en TikTok que su madre cayó en la famosa “estafa de la sortija”, un truco viejo como el sol, pero que todavía sigue funcionando.
El denunciante, conocido en redes como @marky.barrera.ofi, contó en un video viral que su madre, caminando tranquilamente por el Prado de Cienfuegos, fue víctima de esta trampa que mezcla la astucia de los estafadores con la ingenuidad de quienes todavía creen en la suerte.
Todo empezó cuando la mujer se agachó para amarrarse los cordones frente a la funeraria. Justo en ese instante apareció un joven que fingió haber encontrado una bolsa con sortijas. Dentro, había un papelito que supuestamente confirmaba el valor de las joyas. Acto seguido, se sumó a la escena otro hombre que se hizo pasar por comprador de oro y aseguró que las piezas eran de 18 kilates, valoradas en unos 500 dólares cada una.
El truco estaba montado: el “encontrador” le ofreció a la señora uno de los anillos, pero pidió a cambio su cadena y sus aretes, con la excusa de que quería regalárselos a su hermana por sus 15 años. El supuesto “joyero” terminó de convencerla, garantizando que saldría ganando. Y como era de esperarse, la mujer aceptó pensando que había hecho un negociazo.
Según contó su hijo, la madre lo llamó emocionada, pensando en vender las sortijas y enviarle dinero. Pero la ilusión duró poco: todo era un fraude. Peor aún, al darse cuenta del engaño, la mujer terminó mal de salud, con vómitos y dolor de cabeza por la angustia vivida.
El video desató una ola de comentarios en redes. Muchos aseguraron que se trata del clásico truco conocido en Cuba como “el encontradito” o “la pala”, donde participan varios estafadores con roles bien definidos: el que “encuentra”, el que finge ser víctima también, y el “experto” que valida el supuesto oro.
Otros internautas no dudaron en señalar que este tipo de estafa es más común de lo que parece, y no solo en Cienfuegos. Historias similares se han reportado en La Habana, Santiago, Holguín, Camagüey, Matanzas y hasta en Guantánamo. Incluso algunos usuarios fueron más duros con la víctima, insinuando que no fue del todo inocente: “Ella pensó que iba a ser la viva y le salió mal”, escribió uno.
Y es que en Cuba sobran las variantes de engaños. Desde los “chaperos” que montan juegos de chapas en camiones para desplumar a los incautos, hasta timos en mercados como La Cuevita, donde venden cartones de cigarros rellenos de aserrín o jabones adulterados. También se han detectado estafadores dentro de hospitales, aprovechándose del dolor de las familias para sacar provecho.
Al final, lo que más indigna es que estas prácticas sigan ocurriendo sin un freno real. La falta de control y el deterioro de las condiciones de vida en la isla han convertido la pillería en el pan de cada día, y los más afectados son siempre los más vulnerables. La madre del joven denunciante es solo una víctima más de un sistema donde el engaño se ha vuelto rutina.