En Santiago de Cuba, los amantes de las motos andan un poquito más tranquilos después de que la policía lograra ponerle fin a las fechorías de una banda que se dedicaba a robar y desarmar motos para venderlas por piezas. Sí, como si fueran repuestos de ferretería.
La noticia la dio a conocer el perfil de Facebook El Cubano Fiel, asociado al Ministerio del Interior (MININT), que publicó imágenes de varias motos y piezas recuperadas tras la operación policial.
Así operaban los ladrones de motos
Según el reporte, el modus operandi de la banda era tan simple como efectivo: cualquier moto mal parqueada o sin medidas de protección estaba prácticamente sentenciada. La publicación lo resumió con ironía: “Moto que encontraran mal estacionada y sin protección, se fue del aire como la emisora”.
Los delincuentes se movían rápido: sustraían las motos, las llevaban a lugares seguros y allí comenzaban el desarme. Una vez reducidas a piezas, las vendían en el mercado informal, lo que hacía más difícil rastrear cada vehículo.
La investigación policial y los operativos
La policía inició la investigación tras varias denuncias de ciudadanos afectados. A partir de ahí, organizaron registros en las viviendas de los implicados. En esos operativos se recuperaron no solo motos completas, sino también piezas que pudieron ser reconocidas por sus dueños.
Gracias a esa movida, varias víctimas recuperaron al menos parte de lo perdido, aunque el golpe más grande fue para la propia banda, que quedó desmantelada.
Inseguridad al alza en Santiago
Este caso no es aislado. Los robos y asaltos en Santiago de Cuba se han convertido en un dolor de cabeza constante para los vecinos. Para muestra, un botón: apenas este jueves, en pleno centro de la ciudad, un hombre arrebató un celular e intentó escapar, pero la jugada le salió mal. Fue interceptado por ciudadanos y entregado a un oficial motorizado.
La sensación general es clara: la inseguridad va en aumento, y la población, cansada de esperar por soluciones oficiales, empieza a tomar cartas en el asunto. En ocasiones, son los mismos vecinos quienes enfrentan a los delincuentes, arriesgándose a todo por defender lo suyo.
¿Se acabaron los robos de motos?
Aunque la captura de esta banda es un alivio, muchos santiagueros saben que el problema es más profundo. La falta de vigilancia, las dificultades económicas y el auge del mercado informal crean un caldo de cultivo para que delitos como estos se repitan una y otra vez.
Por ahora, la noticia da un respiro a quienes cada día estacionan su moto con el corazón en la boca, cruzando los dedos para que al volver, todavía esté allí.