La tragedia volvió a golpear a una familia cubana y esta vez con un desenlace que deja sin palabras. Alexis Almeida Riveiro, un muchacho de apenas 27 años, perdió la vida en Cienfuegos después de una larga espera que nunca debió terminar así. La razón no fue una enfermedad incurable ni un accidente inesperado: lo que se llevó a Alexis fue la falta de un simple dispositivo médico, una válvula que nunca llegó.
Su historia refleja lo que miles de cubanos viven día tras día: un sistema de salud colapsado, incapaz de responder cuando más lo necesitas. Alexis padecía hidrocefalia desde niño y requería con urgencia una válvula de derivación porque la que llevaba implantada ya no funcionaba. Era cuestión de vida o muerte, y lo peor es que tanto él como su familia lo sabían.
Una campaña desesperada que terminó en dolor
Los familiares y amigos de Alexis movieron cielo y tierra para conseguir el insumo. Recurrieron a contactos en Cuba y en el extranjero, publicaron en redes sociales, pidieron ayuda por todos lados… pero la válvula nunca llegó. Según contaron allegados, incluso había una enviada desde fuera del país, pero quedó retenida en la Aduana de Estados Unidos. Mientras tanto, dentro de la Isla, no había manera de conseguirla.
La impotencia fue total. En Facebook, su amigo Edismany Delgado compartió unas palabras que hielan la sangre: “Tú no te merecías esto. Estabas a punto de casarte y la falta de insumos te robó tus sueños”. La boda estaba prevista dentro de apenas un mes, pero en lugar de flores y celebración, la familia tuvo que vestir de luto.
El contraste entre la propaganda y la realidad
Lo más doloroso de esta historia es ver cómo se repite una y otra vez el mismo patrón. Mientras los medios oficiales hablan de “potencia médica” y celebran aniversarios en hospitales con discursos grandilocuentes, en los pasillos de la vida real la gente muere porque no hay una válvula, un antibiótico o un simple medicamento básico.
Hace apenas unos días, un niño en Santiago perdió la vida tras ingerir un fármaco vencido comprado en el mercado informal, porque las farmacias estatales están vacías. Y el propio ministro de Salud reconoció que el país solo dispone del 30% del cuadro básico de medicamentos. En pocas palabras: la propaganda vende un país que no existe.
Una muerte que simboliza una crisis
El caso de Alexis no es un hecho aislado. Es el espejo de una realidad que golpea a millones de cubanos. Su muerte no fue causada solo por la falta de una válvula, sino por un sistema que dejó de priorizar la vida de su gente.
Alexis debía estar celebrando su boda dentro de 30 días, pero su historia terminó mucho antes. Lo que debió ser el inicio de una nueva etapa, se convirtió en un recordatorio doloroso del precio humano que tiene la crisis sanitaria en Cuba. Un precio que se paga con sueños rotos, familias destrozadas y futuros que nunca llegan.