La Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, en Matanzas, volvió a engancharse al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) este jueves a las 10:22 de la noche, según anunció la propia planta en su página de Facebook.
En esta ocasión la unidad estaba aportando apenas 210 megavatios, muy lejos de lo que debería producir en condiciones normales, pero suficiente para que el régimen lo pinte como un “alivio” en medio de la crisis energética que ya se siente insoportable.
El anuncio llega después de varios días de colapsos y arranques fallidos, que dejaron al país entero en apagones interminables y con millones de cubanos a oscuras, sin información clara y con la vida patas arriba. La Guiteras, la mayor termoeléctrica del país, se ha convertido en símbolo del desastre eléctrico nacional, una ruleta rusa que confirma lo que todos sabemos: el sistema no aguanta más.
El miércoles 10 de septiembre la planta se cayó de golpe a las 9:14 de la mañana, tras una supuesta “señal falsa” en la caldera. Ese fallo disparó la protección automática y tumbó el SEN completo, dejando a la isla más de 24 horas sin luz. Fue el quinto apagón nacional en menos de un año, y el segundo solo en 2025. Lo que para el régimen es “un problema técnico”, para el pueblo es otra muestra de la decadencia de un sistema eléctrico podrido por falta de inversión y mala gestión estatal.
Al día siguiente, a las 3:41 p.m., se intentó un primer arranque tras reparaciones que incluyeron desde lavar calentadores hasta ajustar bombas. Pero la “victoria” duró poco: mientras el ministro de Energía y Minas hablaba en la Mesa Redonda, la Guiteras volvió a salirse, dejando en evidencia que ni ellos mismos creen en lo que dicen frente a las cámaras.
Aun así, el Gobierno salió a cantar victoria, asegurando que “todo el país estaba reconectado”. Pero en redes sociales la gente no tardó en desmentirlos, denunciando barrios enteros sin corriente. Una vez más quedó al descubierto la mentira oficial, la falta de transparencia y el desprecio por una población que sobrevive entre apagones, colas y promesas vacías.
Con el nuevo arranque de las 10:22 p.m., las autoridades insisten en que habrá más estabilidad, pero la experiencia dice lo contrario. La Guiteras lleva meses cayéndose una y otra vez, y hasta su propio director admitió que la planta solo puede arrancar si recibe energía externa estable. Eso quiere decir que, en la práctica, el país depende de un sistema que se mantiene a duras penas con parches, rezos y discursos.
Mientras tanto, los cubanos siguen pagando el precio de esta crisis energética interminable: noches enteras sin aire para espantar el calor, comida echada a perder, equipos quemados y la imposibilidad de trabajar o estudiar. Cada apagón es mucho más que una cifra técnica, es un recordatorio de cómo el régimen condenó a todo un pueblo a vivir entre penumbras.
Por mucho que Díaz-Canel y compañía hablen de “recuperación en tiempo récord”, el verdadero récord lo bate un sistema eléctrico que se desmorona, arrastrando consigo la calidad de vida de millones. La entrada de la Guiteras al SEN no es más que un parche temporal, incapaz de resolver la raíz del problema: un país hundido en la oscuridad por culpa de un régimen que solo sabe apagar incendios con gasolina.