En pleno corazón de La Habana, el hospital Hermanos Ameijeiras, ese que durante años se ha mostrado como “joya de la medicina cubana”, hoy está rodeado de algo que nadie imaginaría: un basurero monumental que parece sacado de una película de terror. Sí, justo al lado de este centro médico emblemático se levanta un vertedero improvisado que, lejos de pasar desapercibido, se ha vuelto viral gracias al creador de contenido cubano Eddy Ceballos, el mismo detrás de la serie satírica Despingovery Channel.
En el video que Ceballos compartió, se ven montañas de desechos sólidos, escombros y restos de basura doméstica que literalmente se apoderaron de la vía pública. Con su estilo de narrador irónico, lo bautizó como un “laboratorio de microbiología al aire libre”. Y la verdad, razón no le falta: lo que debería ser un hospital de prestigio ahora convive con una incubadora de bacterias a cielo abierto.
El contraste es brutal. Por un lado, la imponente fachada del Ameijeiras, inaugurado en 1982 como símbolo del poderío sanitario del castrismo; por el otro, colchones podridos, maderas rotas, metales oxidados y bolsas de basura en descomposición. Una postal que mezcla humor negro con una dosis de indignación porque, al final, hablamos de un espacio donde médicos, pacientes y vecinos están expuestos a todo tipo de patógenos.
La denuncia forma parte de la saga viral Despingovery Channel, donde Eddy convierte las miserias urbanas de La Habana en “maravillas naturales” con su humor corrosivo. Ya lo había hecho antes con los baches, las ruinas arquitectónicas y los escombros que, con sarcasmo, bautizó como “tesoros despingológicos”. Pero esta vez la sátira golpea más fuerte, porque toca un lugar que debería ser intocable: un hospital.
Y mientras en las afueras del Ameijeiras la peste es insoportable, dentro se celebran actos políticos. El centro médico aprovechó el 99 cumpleaños de Fidel Castro para rendirle homenaje en su servicio de Otorrinolaringología, llamándolo artífice de la “medicina de excelencia” en Cuba. Ironías de la vida: afuera, basura; adentro, propaganda.
El contraste es aún más doloroso cuando se recuerda que el propio ministro de Salud, José Ángel Portal Miranda, reconoció en la Asamblea Nacional que apenas se cubre el 30% del cuadro básico de medicamentos y que la crisis hospitalaria es estructural y sin precedentes. Mientras tanto, los pacientes deben llevar desde antibióticos hasta suturas si quieren ser atendidos, y enfrentarse además a riesgos de infecciones intrahospitalarias.
Lo peor es que lo del Ameijeiras no es un caso aislado. En Güines, Mayabeque, la basura se quedó casi un mes sin recogerse en el Hospital Materno Infantil Manuel Piti Fajardo. En Holguín, en 2022, un vertedero gigantesco creció junto al Hospital Provincial hasta que la presión en redes obligó a recogerlo. Y ni los hospitales pediátricos se salvan: el Pedro Borrás, en La Habana, fue denunciado por estar rodeado de montañas de basura cuyo olor nauseabundo llegaba hasta las salas de niños enfermos.
Activistas y médicos advierten que estas condiciones son terreno fértil para brotes de dengue, leptospirosis y otras epidemias que el régimen intenta minimizar. Pero la realidad es que la basura se acumula, la higiene brilla por su ausencia y lo que debería ser un espacio de salud termina convertido en un riesgo mortal.
Al final, la gran pregunta es: ¿cómo puede un país hablar de “medicina de excelencia” cuando hasta sus hospitales más emblemáticos están literalmente sitiados por la basura?
Trágica muerte de madre cubana tras cirugía estética en Miami
Trágica muerte de madre cubana tras cirugía estética en Miami
