La crisis eléctrica en Cuba sigue siendo uno de los temas que más desvela a la gente, pero mientras la población sufre horas interminables de apagones, los medios oficialistas se empeñan en justificar lo injustificable. Según ellos, el embargo estadounidense es el gran culpable de la falta de combustible y piezas, y no la pésima gestión del régimen ni su obsesión por destinar recursos a lujos para la élite en vez de resolver las necesidades básicas del pueblo.
En el podcast oficialista “Chapeando bajito”, la periodista Bárbara Betancourt, junto a Arleen Rodríguez Derivet, pidió no “maldecir al país ni a los dirigentes” durante los apagones. Alegó que quejarse no resuelve nada y que hay que reconocer la labor de los técnicos del SEN, esos mismos trabajadores que arriesgan la vida con plantas termoeléctricas viejas, oxidadas y sin mantenimiento real desde hace décadas.
Incluso trajeron a colación el caso del joven operador de 33 años que murió tras un accidente en la termoeléctrica Renté, en Santiago de Cuba. Para la prensa oficial, su sacrificio sirve para reforzar el discurso del “bloqueo” como causa de todos los males, pero evitan mencionar que el propio gobierno gastó más de 200 millones de dólares en el hotel Torre K, un rascacielos de lujo vacío en El Vedado, mientras el país entero se apaga por falta de inversión en energía.
En redes, ingenieros afines al régimen tratan de “explicar” con tecnicismos sobre turbinas y vapor sobrecalentado, como si eso cambiara el hecho de que la gente no puede cocinar, refrigerar alimentos ni siquiera alumbrarse. La realidad es simple: no hay corriente, y no hay respuestas claras.
Los comentarios de los ciudadanos en foros y redes destapan lo que el oficialismo intenta tapar. Personas de provincias denuncian que la electricidad apenas llega tres horas de día y tres en la madrugada, lo que convierte la vida diaria en una tortura. Madres hablan de niños que se quedan sin leche ni yogurt porque la comida se echa a perder en los apagones. Otros señalan que los anuncios de alivio en verano nunca se cumplieron y que los famosos acuerdos con Argelia o los créditos rusos desaparecieron como humo.
Muchos coinciden en que el régimen repite hasta el cansancio lo del embargo, pero calla frente a la corrupción interna, el desvío de recursos y la pésima planificación. Varios foristas exigen más inversión en energías renovables y menos propaganda vacía. Otros denuncian la falta de empatía en la comunicación oficial, donde miles de comentarios en canales como Telegram quedan sin respuesta, como si las autoridades vivieran en otro planeta.
