El exespía cubano Gerardo Hernández Nordelo, hoy convertido en coordinador nacional de los tristemente célebres Comités de Defensa de la Revolución (CDR), volvió a desatar la indignación en redes sociales. Esta vez, con un mensaje en el que pretendía ironizar sobre el embargo de Estados Unidos, pero terminó retratando, sin querer, la desconexión total de la élite castrista con la realidad de la Isla.
“¡Qué linda es Cuba!”, escribió en X (antes Twitter), junto a la foto de un paisaje campestre. Luego remató con una frase que cayó como bofetada: “Por favor, compartan la foto para los pobres ciudadanos de USA que por el ‘embargo’ tienen prohibido venir a verla”.
Lo que para él era una “gracia”, para los cubanos dentro y fuera de la Isla sonó a burla. Porque mientras Hernández presume de un paisaje verde, la gente en la calle lidia con apagones interminables, hospitales en ruinas, dengue, inflación y represión política.
Un emigrado lo dejó claro en su respuesta: “Nosotros no tenemos prohibido ir a Cuba, anormal. Lo que pasa es que no vamos porque no pensamos darle un dólar más a la dictadura de la que escapamos. El PCC no es Cuba”. Otro joven fue aún más directo: “Será linda, pero los cubanos no pueden disfrutarla… el hambre no los deja pensar”.
Exespía Gerardo ‘El Tarrú’ Hernández dice sentir lástima por «los pobres ciudadanos de EEUU» que tiene prohibido visitar Cuba por el embargo
Las críticas se multiplicaron como pólvora. “¿Quién quiere ir a Cuba a ver apagones, basura y escasez? Para los turistas hay electricidad, pero para el pueblo no”, escribió un internauta. Y otro resumió lo que muchos piensan: “Cuba sería mucho más bella sin ustedes ni los CDR”.
La contradicción con el turismo real
El cinismo de Hernández contrasta con la cruda realidad: el turismo en Cuba está en caída libre, y no precisamente por el embargo. De hecho, en los principales mercados emisores donde no existe ninguna restricción para viajar a la Isla, la demanda se ha desplomado.
Según los propios datos oficiales de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), entre enero y junio de 2025 llegaron a Cuba 1,306,650 viajeros, lo que representa más de 319 mil turistas menos que en el mismo período de 2024.
El mercado canadiense, el más fiel históricamente, se desplomó de 577,624 visitantes a 428,125. Y Rusia, al que el régimen apostaba como tabla de salvación, pasó de 112,707 a apenas 63,708, una caída cercana al 50 %.
La ocupación hotelera en el primer trimestre apenas alcanzó un 24,1 %, lo que significa que tres de cada cuatro habitaciones estuvieron vacías incluso en temporada alta. Para colmo, la cadena española Meliá reportó un derrumbe del 20,8 % en ingresos por habitación disponible, reflejando la magnitud del desastre.
El economista Pedro Monreal lo dijo sin rodeos: “El turismo internacional no ocupó ni una cuarta parte de la capacidad hotelera en el primer trimestre. Es un resultado peor que en 2024 y contradice el discurso oficial de recuperación”.
Propaganda vs. realidad
Mientras Gerardo Hernández juega en redes a burlarse de los “pobres ciudadanos estadounidenses”, los números no mienten: el turismo no despega porque la Isla está en ruinas, no porque exista un embargo. Nadie quiere vacacionar en un país donde la miseria salta a la vista, donde la represión es norma y donde la calidad de los servicios se desploma.
En el fondo, el exespía solo repite la receta de siempre: culpar al embargo de todos los males, aunque la debacle venga de décadas de incompetencia, corrupción y abandono.
La verdadera foto que deberían compartir no es la de un paisaje verde y bucólico, sino la de un hospital sin medicamentos, un apagón que dura 18 horas o un mercado vacío. Esa sí refleja la Cuba que el régimen pretende esconder bajo consignas y paisajes de postal.