El nombre de Marco Rubio vuelve a sonar fuerte en la política estadounidense. El actual secretario de Estado aparece entre las figuras con mayor proyección dentro del Partido Republicano rumbo a las presidenciales de 2028. Aunque no encabeza la lista, su ascenso en las encuestas lo coloca como una opción viable, especialmente en un partido dividido por el peso de Donald Trump y la influencia de su sucesor natural, JD Vance.
Según un sondeo de YouGov, realizado entre el 5 y el 8 de septiembre de 2025, un 33% de los republicanos e independientes afines dijeron que considerarían votar por Rubio en unas primarias presidenciales. Nada mal si se compara con otros pesos pesados. Claro, todavía está por debajo del vicepresidente JD Vance (65%), de Ron DeSantis (40%) y de Donald Trump Jr. (37%), pero supera a históricos como Ted Cruz (29%) o Nikki Haley (14%).
Lo interesante es que Rubio se percibe como una figura de consenso en medio del caos interno del GOP. Tras el regreso de Trump a la Casa Blanca, el partido está más dividido que nunca, y ahí es donde Rubio encuentra terreno fértil. Muchos lo ven como alguien con experiencia internacional y un tono más moderado, capaz de unir a quienes no terminan de comprar el estilo MAGA.
Vance, desde la vicepresidencia, es el candidato natural del trumpismo y se mantiene como favorito, pero Rubio se está ganando espacio en un segmento clave: los republicanos no identificados como “MAGA”. En ese grupo, más del 70% dice preferir un candidato distinto a Trump para 2028. Y entre las alternativas, Rubio luce atractivo para quienes buscan experiencia en política exterior, conexión con los votantes latinos y un perfil más clásico de conservador.
El ascenso de Rubio no es casualidad. Su trayectoria como senador por Florida, sumada a su papel actual en la diplomacia estadounidense, le dan credenciales que pocos de sus rivales pueden presumir. Además, su cercanía con la comunidad latina lo convierte en un puente electoral difícil de ignorar.
Incluso el propio Trump ha mencionado públicamente a Rubio como uno de los posibles herederos del movimiento conservador. Lo puso en la misma lista que JD Vance, lo cual, de entrada, lo legitima como contendiente serio. Claro, Rubio no se ha lanzado todavía. Él mismo dijo que “en política nunca se sabe”, lo que suena más a estrategia que a duda real.