El congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart no se anda con rodeos cuando se trata del régimen de La Habana. En una entrevista reciente lanzó una advertencia que ha encendido titulares: las sanciones y medidas de presión de Estados Unidos contra Cuba no son el final del camino… sino apenas el arranque. Y lo dijo claro: “Viene mucho más”.
En conversación con Martí Noticias, el legislador republicano explicó que Washington está endureciendo el pulso no solo contra Cuba, sino también contra los gobiernos de Venezuela y Nicaragua. La estrategia incluye sanciones más agresivas, mantener a Cuba en la lista negra de países patrocinadores del terrorismo y un cerco cada vez más estrecho sobre quienes se benefician del aparato represivo.
Díaz-Balart fue tajante: “Los días de la confusión y del apaciguamiento en Estados Unidos se han acabado”. Y asegura que, por primera vez en más de seis décadas, el sueño de la libertad para Cuba, Venezuela y Nicaragua está más cerca que nunca.
El congresista también aclaró que el despliegue militar estadounidense en la región no es “un show ni un espectáculo”, sino un movimiento serio con un mensaje contundente. Sobre Venezuela, lanzó una frase que sonó como ultimátum: Maduro solo tiene tres salidas —irse ya, terminar en una cárcel norteamericana como Noriega, o acabar como Soleimani, reducido a polvo.
Respecto a Cuba, Díaz-Balart fue igual de directo: la presión seguirá creciendo y las dictaduras en la región serán tratadas como “un cáncer que no se puede tolerar más”.
Pero sus críticas no se quedaron en la isla. También señaló que en Miami y otras ciudades de Estados Unidos operan empresas vinculadas a familiares y socios de la élite castrista, lucrando con el sufrimiento del pueblo. “No es posible que Miami le dé oxígeno al aparato represivo castrista”, sentenció.
El legislador adelantó que se están abriendo investigaciones para cerrar estos negocios que actúan como tentáculos del régimen en suelo estadounidense. Además, celebró que cada vez más personas relacionadas directamente con el castrismo estén siendo expulsadas del país. “Vamos a ver más presión no solamente al régimen en Cuba, pero también a los que están ayudando al régimen en Cuba”, advirtió.
El mensaje es claro: la política hacia Cuba y sus aliados autoritarios se está recrudeciendo. Y según Díaz-Balart, lo que viene no será menos, sino mucho más.