Mientras el régimen repite como un disco rayado sus frases de “esfuerzos extraordinarios”, la realidad es otra: apagones interminables que destrozan la rutina de miles de familias y un sistema eléctrico que no aguanta más.
El parte de la Unión Eléctrica (UNE) de este miércoles volvió a confirmar lo que la gente ya sufre en carne propia. El déficit de generación superó los 2,000 MW, una cifra que condena al Sistema Eléctrico Nacional a estar prácticamente paralizado.
El martes entero se fue en apagones, y la madrugada tampoco dio respiro. A las 7:00 pm la falta de capacidad llegó a 2,052 MW, más de lo que el propio gobierno había calculado. El desastre se debió a que la unidad 5 de la CTE Renté y los motores de Fuel Mariel siguen fuera de juego, sin que nadie dé una explicación creíble.
A las 6:00 am de hoy, el panorama era igual de sombrío: apenas 1,400 MW disponibles frente a una demanda de 2,750 MW. Eso significa que más de la mitad del país quedó sin electricidad. Y para la hora pico, cuando todo el mundo enciende cocinas, bombillos y equipos, el pronóstico era todavía peor: solo 1,580 MW disponibles frente a una demanda de 3,500 MW, un desfase brutal que deja a Cuba prácticamente a oscuras.
Detrás de la jerga técnica y los partes oficiales se esconde la verdad que todos conocen: el sistema eléctrico está en ruinas, víctima de la corrupción, la desidia y la falta de inversiones reales durante décadas. La UNE intenta disfrazar el caos hablando de “incidencias”, como si fueran accidentes aislados, pero lo cierto es que el colapso ya es crónico.
Varias termoeléctricas siguen averiadas: Nuevitas, Renté, Santa Cruz, Felton… y a eso se suman las que supuestamente están en “mantenimiento”, la excusa preferida de un gobierno que no sabe cómo arreglar nada. A esto hay que añadir las limitaciones térmicas y la falta de combustible, que mantienen paradas 33 centrales de generación distribuida, casi 500 MW menos de capacidad. En otras palabras, el desastre es total.
Ni siquiera La Habana, que durante años el régimen intentó proteger para maquillar la crisis, logra escapar. La Empresa Eléctrica de la capital reconoció que la ciudad entera pasó el martes entre apagones, con una afectación máxima de 384 MW a las 9:00 pm. Y lo más grave: al cierre de la nota oficial, el servicio todavía no se había restablecido.
Los seis bloques en que se divide la capital sufrieron cortes, y la propia empresa admitió que “no fue posible cumplir con lo planificado”. Esa confesión es clara: ya no hay margen para esconder la magnitud del colapso, ni siquiera en la vitrina que el castrismo siempre quiso mantener encendida.