La Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) anunció este martes que en Cuba se registraron 955 matrimonios entre personas del mismo sexo durante 2024. Un número que, aunque el régimen intenta vender como símbolo de progreso social, no logra ocultar las profundas grietas de un país donde el amor, muchas veces, no resiste la presión del hambre, la escasez y el éxodo masivo.
Según los datos publicados en Facebook como parte del Anuario Demográfico de 2024, 481 uniones fueron entre hombres y 474 entre mujeres. La Habana, como era de esperar, acaparó la mayor cantidad de enlaces con 285, mientras que Guantánamo apenas registró 22. El contraste entre provincias refleja las mismas desigualdades que golpean al país entero: no todos tienen el mismo acceso ni las mismas posibilidades, incluso dentro de un marco legal que el castrismo exhibe como trofeo.
Pero las estadísticas no se quedan solo en los “sí, acepto”. También hubo rupturas: 102 divorcios de parejas del mismo sexo en 2024, con La Habana, Camagüey y Las Tunas a la cabeza. El detalle curioso es que, aunque el régimen festeja la apertura de derechos, la realidad se impone: lo que debería ser un avance en materia civil termina también marcado por las mismas tensiones que destruyen miles de hogares cubanos.
El panorama general es aún más revelador. En total, 21,113 divorcios se registraron en Cuba el año pasado, 543 más que en 2023. Un dato que no sorprende a nadie que viva en la isla, porque mantener un matrimonio en un país donde el salario medio apenas roza los 6 649 pesos y el costo de la vida es impagable, es casi una misión imposible.
Los números cuentan otra historia que el castrismo evita mencionar: la crisis económica y la falta de oportunidades están minando los cimientos de la familia cubana. El éxodo de más de 250 mil personas en 2024 ha fracturado miles de hogares, dejando parejas separadas por el mar y relaciones que terminan en los tribunales. A esto se suma un dato demoledor: la mitad de los cubanos en edad laboral no trabaja ni busca empleo, reflejo de un país hundido en la desmotivación y el desencanto.
El régimen intenta disfrazar con cifras frías lo que en realidad es un retrato de la descomposición social. Mientras en sus informes destacan las uniones igualitarias como logro histórico, la vida cotidiana de los cubanos demuestra lo contrario: familias rotas, matrimonios que no resisten la asfixia económica, y una juventud que prefiere huir antes que enredarse en un futuro sin horizonte.