La violencia que sacude a Cuba se llevó otra vida en Sancti Spíritus. Eduardo González, el hombre atacado brutalmente a machetazos dentro de su propia casa, murió tras no resistir una segunda operación en el hospital Camilo Cienfuegos.
La noticia fue confirmada en redes sociales por Nelys Valdés, administradora de un grupo comunitario en Facebook, quien lamentó el desenlace con un mensaje que refleja el sentir del barrio: “Falleció Eduardo González, cuánto quisimos ayudarte… el pueblo espirituano jamás te olvidará”. En la publicación, amigos y vecinos también expresaron su dolor. Una mujer resumió la impotencia de todos: “No aguantó su segunda operación, qué tristeza tan grande”.
Desde el inicio, el caso estremeció a Sancti Spíritus. La noche del sábado, un encapuchado entró a la vivienda de Eduardo, cerca de la dulcería de Céspedes, y lo atacó a machetazos sin piedad. La escena fue descrita en redes por Yureibys Torresilla, que lo comparó con un verdadero apocalipsis. El joven llegó al hospital entre la vida y la muerte, con heridas gravísimas que ni el mejor equipo médico pudo revertir.
Testigos en el propio hospital relataron lo desgarrador del momento. “Yo estaba allí cuando entró. Estaba muy mal, con muchos machetazos. Los doctores se movieron rápido, pero era demasiado. Pobrecito”, escribió Denaidis Castro en su muro.
El crimen desató rabia e indignación entre los espirituanos. “Mucha violencia y vandalismo, y las leyes están muy flojas para eso”, opinó una vecina. Esa frase resume lo que siente medio país: que en Cuba la impunidad manda, que el Estado mira para otro lado mientras la violencia se multiplica y la gente queda desprotegida.
Durante días, familiares y amigos no se rindieron. Se organizó una campaña en redes pidiendo donaciones de sangre A+, con llamados urgentes frente al propio hospital. Decenas de espirituanos solidarios se presentaron de madrugada para ayudar, pero ni la voluntad de un pueblo pudo contra la magnitud de las heridas.
Finalmente, Eduardo murió este martes. Su nombre pasa a engrosar la larga lista de víctimas de una ola de violencia que crece sin freno en la isla, ante un régimen incapaz de garantizar seguridad ni justicia. Y mientras la propaganda oficial sigue hablando de “logros”, la realidad de la calle es otra: machetes, miedo y familias destrozadas.







