Un cubano bajo el programa de parole humanitario pasó un susto de los grandes en Sarasota, Florida, cuando fue detenido por conducir bajo los efectos del alcohol. Las imágenes del arresto, compartidas por UniVista TV en Instagram, muestran al hombre visiblemente alterado, repitiendo entre nervios y desesperación: “¡No me hagas esto! ¡Me van a deportar!”.
El cubano manejaba un Mercedes-Benz SLK cuando los oficiales le dieron la orden de detenerse. Al descender del vehículo, fue sometido a una prueba de sobriedad en plena vía pública. La escena no dejaba dudas: tenía dificultades para caminar en línea recta y, tras algunos minutos, fue esposado. La situación se complicó más porque su licencia de conducir estaba vencida y su estatus migratorio temporal podía verse amenazado por el cargo de DUI (conducir en estado de embriaguez).
Uno de los oficiales se mostró comprensivo, pero firme: “Iván, yo sé que no eres una mala persona, pero tomaste una mala decisión. Esa fue tu decisión”. Un recordatorio de que, en Estados Unidos, las acciones tienen consecuencias, y más si estás bajo un estatus migratorio especial o en proceso de ajuste.
El arresto generó debate en redes sociales. Algunos usuarios reclamaban que la ley debe aplicarse sin excepciones; otros defendían la vulnerabilidad de muchos migrantes que, a pesar de haber llegado legalmente, pueden perder oportunidades por un descuido o una mala decisión. Este caso también refleja la presión que sienten los beneficiarios de programas como Parole, o quienes poseen documentos I-220A e I-220B, frente a los cambios migratorios recientes y la postura más estricta de ICE bajo la administración de Donald Trump.
El presentador Alexander Otaola aprovechó para enviar un mensaje de calma a quienes cumplen con sus responsabilidades legales: “Usted tiene su trabajo, ha hecho sus trámites, está con su licencia y seguro de carro al día. A usted no lo van a deportar”. Otaola destacó que los más expuestos son aquellos con antecedentes criminales, quienes, según las autoridades, son prioridad en los procesos de deportación.
En este contexto, el caso de Iván es un recordatorio para toda la comunidad cubana en EE. UU.: un incidente de DUI no es solo un problema legal; puede ser determinante para tu permanencia en el país. Los expertos migratorios aconsejan extremar precauciones, especialmente para quienes tienen estatus supervisado o documentos I-220, porque un solo error puede complicar todo el proceso hacia la residencia permanente que la Ley de Ajuste Cubano permite tras un año.
En resumen, esta historia mezcla nervios, adrenalina y la cruda realidad de los migrantes: un momento de descuido puede tener consecuencias que van mucho más allá de una multa o una noche en la celda. Y aunque la Ley de Ajuste Cubano abre puertas, hay que caminar con cuidado para no cerrar ninguna.