El régimen cubano perdió este martes a uno de sus históricos cuadros: Ricardo Cabrisas Ruíz, viceprimer ministro, murió a los 88 años. La noticia fue confirmada por Miguel Díaz-Canel en su cuenta de X, donde lo despidió con la típica retórica oficialista, calificándolo como “un hombre ejemplar que dedicó toda su vida a la Revolución”.
Cabrisas, nacido en La Habana en 1937, fue durante décadas uno de esos burócratas grises que, sin hacer mucho ruido, manejaban los hilos de la economía y la diplomacia de la Isla. Su carrera estuvo marcada por puestos clave en el aparato del poder: fue ministro de Comercio Exterior entre 1980 y 2000, vicepresidente del Consejo de Ministros entre 2008 y 2019 y ministro de Economía y Planificación entre 2016 y 2018.
Más recientemente, en enero de este año, aún participaba en negociaciones con el Club de París para intentar refinanciar la abultada deuda externa del país, una muestra de que hasta sus últimos días estuvo envuelto en la tarea de tapar huecos en la tambaleante economía cubana.
El funcionario se convirtió en uno de los principales negociadores internacionales del castrismo, encabezando comisiones con países aliados y defendiendo la narrativa del régimen en mesas de negociación. Siempre bajo el mismo guion: pedir aplazamientos de pagos, suplicar financiamiento y justificar la ineficiencia económica interna con el embargo estadounidense.
Además de sus cargos ministeriales, Cabrisas era miembro del Comité Central del Partido Comunista, diputado en la Asamblea Nacional y militante activo de organizaciones de control social como los CDR y la CTC, símbolos del aparato represivo disfrazado de “participación popular”.
Su figura, aunque de bajo perfil público en los últimos años, representaba lo peor de la vieja guardia burocrática: un hombre que dedicó su vida a sostener un sistema que ha llevado al país a la miseria más profunda, mientras él vivía rodeado de privilegios de la élite castrista.
El gobierno no ha dado detalles sobre las causas de su muerte ni sobre honras fúnebres oficiales, aunque seguramente intentará venderlo como otro “héroe de la Revolución”. Sin embargo, para el pueblo cubano, Cabrisas quedará en la memoria como uno de los tantos funcionarios que hipotecaron el futuro de varias generaciones a cambio de obediencia al poder.