La crisis en Cuba no deja de regalarnos imágenes que conmueven hasta al más duro. Esta vez, la historia de un anciano graduado de la prestigiosa Escuela de Arte San Alejandro ha encendido las redes: sobrevive en La Habana vendiendo dibujos en plena calle, solo para poder alimentarse.
El testimonio se conoció gracias a un internauta que compartió en el grupo de Facebook Mipyme Habana el encuentro con este hombre. Lo vio en una parada cercana al Hospital Maternidad Obrera, en Marianao. “Me pidió 10 pesos… y aunque yo tampoco tenía mucho, le di 50. Pero lo que me estremeció no fue su necesidad, sino lo que hacía en silencio: dibujaba”, relató.
La escena era tan dura como poética: el anciano, con un cartón viejo sobre las rodillas, sostenía una hoja en blanco y, con mano temblorosa, trazaba líneas firmes que poco a poco daban vida a la silueta de la Catedral de La Habana. No era un improvisado, era un artista formado, alguien que había estudiado en San Alejandro en los años 80.
Pero en lugar de estar disfrutando una vejez digna, rodeado de respeto y quizás enseñando su talento, se encuentra en la calle, olvidado y sin recursos. El propio testigo lo resumió con crudeza: “En cualquier otro país estaría disfrutando su vejez con dignidad. Pero aquí estaba, con la mirada cansada y la esperanza rota”.
Las fotos publicadas muestran al hombre sentado en el suelo, dibujando pese al hambre y el cansancio. Una imagen que resume la tragedia de muchos ancianos en Cuba: profesionales que dedicaron su vida al país —médicos, profesores, ingenieros, artistas— y que hoy sobreviven en la miseria.
Y no se trata de un caso aislado. Otro testimonio compartido en redes reveló la historia de un profesor de química que, tras décadas de enseñanza, fue encontrado abandonado en un solar, sin familia ni apoyo, dependiendo de lo que le regalan extraños.
El problema tiene raíces profundas: aunque el gobierno aumentó las pensiones, muchos jubilados apenas reciben el equivalente a 10 dólares al mes. ¿Qué se compra con eso en la Cuba de hoy? Ni siquiera alcanza para una dieta básica. Por eso, miles de ancianos terminan vendiendo cualquier cosa en la calle o dependiendo de la caridad.
Los números son escalofriantes: según un informe reciente, el 89 % de los cubanos vive en extrema pobreza. Incluso el propio régimen ha tenido que reconocer que más de 310 mil personas están en situación de vulnerabilidad social, aunque las cifras reales podrían ser mucho más altas.
La verdad es que en Cuba, envejecer se ha convertido en una condena a la precariedad. Y escenas como la de este anciano, dibujando con talento y dignidad a pesar del abandono, son el retrato más duro de lo que significa llegar a viejo en la isla.