El cubano conocido como Padilla, quien llevaba una semana reportado como desaparecido en la Isla de la Juventud, fue hallado sin vida en una zona de monte, según confirmaron vecinos y allegados en redes sociales. La noticia cayó como un balde de agua fría en la comunidad, que durante días había mantenido viva la esperanza de encontrarlo con vida.
En Facebook, Idalmis Leyva compartió un mensaje que estremeció a muchos: “Ya apareció Padilla, el señor desaparecido en la isla. Se perdió en el monte y desgraciadamente lo encontraron muerto. E.P.D. Gracias a los que compartieron y publicaron. Bendiciones”. La publicación recibió decenas de comentarios de apoyo y tristeza.
Padilla padecía demencia senil, lo que había complicado aún más su búsqueda. Fue visto por última vez hace siete días, y desde entonces vecinos, amigos y familiares se movilizaron para compartir su foto y pedir colaboración. Durante varios días las redes sociales se llenaron de mensajes suplicando ayuda: “Sus familiares están desesperados, por favor difundir la foto en todos los grupos de la isla”, se leía en una de las publicaciones que corrió de perfil en perfil.
Hasta ahora, las autoridades no han ofrecido ninguna información oficial sobre las circunstancias del hallazgo ni sobre las causas exactas de su muerte. Como suele pasar en la Cuba de hoy, donde el régimen guarda silencio hasta en los casos más humanos y sensibles, fueron los vecinos quienes, a través de las redes, dieron seguimiento a la búsqueda y finalmente confirmaron la trágica noticia.
Algunos internautas aseguran que el cuerpo apareció en la parte trasera de una finca familiar, aunque el dato no ha sido confirmado oficialmente. Lo cierto es que este hallazgo puso fin a la incertidumbre de la familia, que durante días había vivido un calvario esperando alguna señal.
La noticia ha conmovido profundamente a la comunidad pinera, donde decenas de personas han expresado sus condolencias a los familiares. Sin embargo, también deja al descubierto la desprotección en la que viven los ancianos en Cuba, sin sistemas efectivos de cuidado ni apoyo institucional, obligando a que la gente dependa únicamente de la solidaridad vecinal.
En un país donde el régimen se vanagloria de “no dejar a nadie desamparado”, la realidad golpea más fuerte que nunca: un anciano vulnerable, enfermo y perdido, terminó muriendo en soledad en medio del monte. Y la respuesta oficial, como casi siempre, fue el silencio.