La historia de Yisel Miguel Sarduy, esposa del cubano deportado Deivy Alemán Oropesa, está rompiendo corazones en redes sociales. Con la voz entrecortada, esta madre pidió ayuda desesperada para que su esposo pueda regresar a Estados Unidos y estar junto a su familia. La razón es tan sencilla como dolorosa: su pequeña hija necesita a su papá.
En un video compartido en Facebook, Yisel confesó que cada día es más difícil sobrellevar la ausencia de su pareja. “Rezamos porque estos videos lleguen a alguien que pueda hacer algo, y él pueda regresar lo antes posible, porque la niña lo está sintiendo mucho. Solo le pido a Dios que mi niña pueda estar con su papá pronto, porque ella lo necesita, y lo va a necesitar mucho más”, dijo con el corazón en la mano.
La mujer también aprovechó la grabación para agradecer a todos los que les han mostrado apoyo en este proceso. “Es una situación bien difícil para nosotros, que no se la deseo a nadie, y mucho menos a aquellos que son padres”, aseguró. Yisel recordó que ya antes habían pasado por un calvario, cuando su hija tuvo que enfrentar una operación por su enfermedad cardíaca.
Con lágrimas contenidas, relató que la niña extraña a su padre cada día y que los médicos han pedido un seguimiento constante a su salud. “Tenemos miedo de que haya una recaída. Estuve consultando con el cardiólogo, tengo que estarla siguiendo mucho… porque hay que seguir rezando”, explicó, mostrando la preocupación de cualquier madre en medio de la incertidumbre.
Este pedido público se suma a las denuncias que la familia ha compartido desde que Deivy Alemán, natural de Sancti Spíritus, decidió autodeportarse a Cuba en medio de un proceso migratorio en Estados Unidos. Desde entonces, asegura estar viviendo “un infierno” lejos de los suyos, mientras su esposa e hija siguen tratando de salir adelante sin él.
La separación fue todavía más dura porque estuvo marcada por un adiós desgarrador en el aeropuerto, lleno de lágrimas, abrazos interminables y la desesperación de no saber cuándo volverían a verse. Una escena que, según Yisel, aún le pesa en el alma.
Hoy, la familia no pierde la fe y sigue aferrada a la esperanza de un reencuentro. En el video, incluso la niña aparece agradeciendo a quienes les han mostrado solidaridad, enviando un beso que terminó de derretir a todos los que han visto el testimonio. Una imagen que refleja tanto dolor como fortaleza.
La situación de esta familia cubana ha despertado la empatía de muchos, dentro y fuera de la comunidad, que entienden lo que significa crecer sin un padre cerca. Yisel lo resumió con claridad: “Esto es una pesadilla. Pero no perdemos la esperanza”.
