No hay nada más duro que un hijo tenga que despedir a su padre en medio de una guerra que no le pertenece. Eso fue lo que vivió el joven cubano que, entre lágrimas y palabras llenas de amor, le dijo adiós en redes sociales a su papá, Giovani Gómez Basulto, conocido como “el Chino”.
“Papi, yo sé que me estás viendo desde ese cielo tan inmenso y distante… te amo papá”, escribió con el corazón en pedazos. Su mensaje acompañaba un video con imágenes de su padre vistiendo uniforme militar, un recuerdo que ahora se mezcla con orgullo y tristeza.
Giovani, como muchos otros cubanos, fue seducido por promesas de salarios altos y papeles en Rusia. Lo que parecía una salida de la pobreza terminó convirtiéndose en un boleto al frente de batalla en Ucrania, donde encontró la muerte y dejó a un hijo que ahora lo recuerda como su “ángel guardián”.
Según fuentes cercanas, el exboxeador espirituano estaba entre los cientos de cubanos que viajaron a Rusia para enrolarse como soldados contratados. Desde 2023, este fenómeno ha crecido, dejando a familias destrozadas en la isla.
Jóvenes engañados y familias desesperadas
El caso de Giovani no es único. En agosto de 2023, dos jóvenes cubanos de apenas 19 años, Alex Rolando Vega Díaz y Andorf Antonio Velázquez García, grabaron un video desde una base rusa denunciando que habían sido engañados. Les prometieron trabajos en construcción, pero terminaron en las trincheras ucranianas sin sueldo, sin documentos y bajo amenazas.
Ellos no fueron los únicos. Investigaciones revelan que más de 1,000 cubanos han sido identificados como mercenarios en la guerra, algunos tan jóvenes que aún no pasaban los 20, y otros mayores de 50. Más de 600 siguen desaparecidos, sumidos en un limbo que desespera a sus familias.
El silencio de las autoridades
El gobierno cubano ha jugado al doble discurso. Por un lado, niega tener vínculos con el envío de ciudadanos a la guerra; por el otro, reconoce que existen redes de reclutamiento que operan con total impunidad. Mientras tanto, reportes periodísticos y testimonios de militares rusos confirman que muchos cubanos firmaron contratos directamente con el Ministerio de Defensa de Rusia. “Allí solo había cubanos y serbios”, declaró un soldado al Moscow Times.
Entre la miseria y la guerra
La tragedia de “el Chino” muestra lo que viven cientos de cubanos atrapados entre dos fuegos: la miseria en la isla y las promesas en Rusia. Sin opciones de emigrar legalmente, muchos aceptan contratos redactados en ruso que no entienden y terminan siendo carne de cañón en una guerra que no es la suya.
Para su hijo, la herida es eterna. Sus palabras lo dicen todo: “Nunca me olvides, papá, que el mundo te puede olvidar, pero tu hijo nunca lo va a hacer por el resto de la vida”.