El rapero cubano Eliexer Márquez Duany, conocido en toda la isla y el exilio como El Funky, acaba de librarse de la pesadilla de una posible deportación. Este jueves recibió su green card, el permiso de residencia permanente en Estados Unidos, lo que le garantiza quedarse en la tierra de la libertad y lejos de las garras del régimen cubano.
La noticia fue confirmada en redes sociales por su abogado, Miguel Inda Romero, quien celebró el triunfo como algo más grande que un simple trámite migratorio. “Esto es una victoria para todos los que amamos la libertad”, aseguró, dejando claro que la permanencia legal de El Funky es también un golpe contra la dictadura castrista, que tanto ha intentado silenciarlo.
El propio abogado recordó cómo hace apenas cuatro meses al rapero le habían negado la residencia y lo sometieron a una ola de ataques personales. “Hoy puedo decir con orgullo que representé a un héroe del Movimiento San Isidro y le ganamos una batalla a esa maquinaria represiva que no deja de perseguirlo”, añadió.
Pero junto a la alegría llegó también la reflexión amarga: en Cuba aún hay más de 1.500 presos políticos, encarcelados por pensar distinto. Esa es la herida abierta que ni siquiera victorias como esta pueden ocultar.
En mayo, el rapero había confesado públicamente que estaba contra la pared: tenía 30 días para abandonar Estados Unidos o lo deportaban. En aquel momento pidió apoyo a la comunidad cubana y a congresistas norteamericanos, recordando su trayectoria contestataria y su lucha frontal contra el comunismo.
La negativa inicial de residencia se debió a un expediente “manipulado” que vino de la isla. El Funky cumplió en 2017 una sanción de un año y tres meses por tenencia de marihuana, pero cuando esos documentos llegaron a manos de las autoridades migratorias estadounidenses, lo que aparecía era “tráfico de drogas”. Una jugada sucia del régimen para empañar su imagen y entorpecer su futuro.
No es secreto que en Cuba El Funky fue acosado y detenido varias veces por sus canciones rebeldes. Incluso llegaron a imponerle medidas cautelares que limitaban su libertad de movimiento, una de las tantas formas que usa el castrismo para asfixiar a los artistas incómodos.
El rapero llegó a Estados Unidos hace tres años, invitado a los Latin Grammy 2021, donde la canción “Patria y Vida” —convertida en himno de la libertad cubana— estaba nominada. Desde entonces, ha seguido levantando la voz contra la dictadura, convirtiéndose en un símbolo de resistencia cultural y política.