La crisis energética en Cuba sigue siendo un tormento diario para millones de familias, con apagones interminables y plantas eléctricas que se caen a pedazos. Aun así, el ministro Vicente de la O Levy volvió a sacar del bolsillo el recurso favorito del régimen: prometer un futuro luminoso que nunca llega. Según él, en octubre se verá un “alivio” en el panorama eléctrico.
El anuncio lo soltó el periodista oficialista Lázaro Manuel Alonso en su perfil de Facebook, tras conversar con el ministro de Energía y Minas, como parte de la propaganda de siempre para intentar calmar a un pueblo cada vez más cansado de vivir en penumbras.
El propio De la O admitió que el Sistema Eléctrico Nacional está en crisis total, con la unidad 1 de Felton fuera de servicio, motores del Mariel con fallas, Nuevitas 5 disparada y Renté 5 sin arrancar después de mantenimiento. O sea, lo mismo de siempre: promesas por un lado y apagones por el otro.
El discurso fue el habitual: equipos viejos, mantenimientos atrasados y falta de dinero. Los mismos argumentos que el régimen lleva repitiendo por décadas para justificar su ineficiencia. Como si los cubanos no supieran que el problema no es la “mala suerte”, sino un sistema incapaz de sostener la vida del país.
A eso se suma que de las ocho patanas flotantes solo quedan dos, generando apenas 70 MW, porque el gobierno ni siquiera pudo pagar los contratos de las demás. Otro ejemplo de cómo la improvisación y la falta de gestión golpean directamente a la gente de a pie.
Con todo y ese panorama sombrío, el ministro volvió a vender humo: que si Felton 1 se incorpora este fin de semana con más de 220 MW, que si Renté 5 estará listo, que si en octubre entran los bloques 4 de Céspedes y 2 de Santa Cruz del Norte. Las mismas promesas que hicieron en verano, cuando aseguraban que habría menos apagones, y todos sabemos cómo terminó aquello.
También mencionó que el país ya tiene 650 MW de generación solar y que para diciembre se llegará a 1,000 MW, con baterías incluidas. Y de paso adelantó que a fin de año harán la reparación de la termoeléctrica Antonio Guiteras, “aprovechando la baja demanda”. Palabras bonitas que no cambian lo esencial: la luz sigue yéndose todos los días.
Mientras tanto, la realidad es otra. El parte de la Unión Eléctrica de este miércoles confirmó un déficit de más de 2,000 MW, lo que prácticamente condena al sistema eléctrico a la parálisis. En ciudades como La Habana, barrios enteros quedaron a oscuras esta semana para “evitar un colapso”, y en localidades como Gibara, Holguín, la desesperación por los apagones ya desató protestas.
El lunes mismo, la capital se hundió otra vez en la oscuridad tras la salida imprevista de una unidad que provocó un déficit de 150 MW y dejó sin luz a varias subestaciones clave, incluyendo Plaza, Boyeros y Príncipe.
El pueblo lo tiene claro: las promesas del régimen no iluminan, lo único que alumbra son los apagones. Mientras los dirigentes siguen culpando a la falta de piezas y a los contratos impagos, la gente sigue cocinando a oscuras, durmiendo sin ventilador y viviendo bajo el apagón eterno que se ha convertido en la verdadera marca del sistema.